Víctor Muñoz (1946, Valladolid) llegó a Ibiza en 1972 y un año después abrió junto a su mujer, Rosa Velasco, una carpintería en un pequeño local de la calle Galicia, en ses Figueretes. Era el primer almacén de la isla que ofrecía productos acabados y, por tanto, a disposición del cliente en pocos días. «Fue todo un éxito», asegura Muñoz, que jubilado desde hace siete años ha dejado el testigo del negocio familiar a sus tres hijos Víctor, Paco y Verónica
¿Cuándo se fundó la empresa Muñoz y Velasco?
— Muñoz y Velasco se fundó al cabo de un tiempo de estar aquí, en el año 1973. Decidimos hacer una sociedad limitada y los socios somos mi mujer y yo. De ahí viene el nombre porque de apellido yo soy Muñoz y mi mujer, Velasco.
¿Dónde se encontraba al principio la empresa?
— Al principio estaba en la calle Galicia de ses Figueretes, en un local de 100 metros cuadrados. Era pequeño y a veces las puertas las teníamos que dejar en la acera para después colocarlas cuando hacíamos sitio. Fue bonito y había mucha ilusión.
¿Cómo fueron los inicios?
— Al principio había dudas. En Ibiza la costumbre era que el carpintero te hiciera las puertas y las ventanas a medida y yo llegué con una innovación que era traer las puertas y las ventanas hechas, incluso las persianas. Entonces al cabo de un tiempo fue todo un éxito porque la gente necesitaba puertas y no podía esperar.
¿La idea fue empezar la carpintería con esta novedad?
— En Palma ya llevábamos ocho años haciendo este tipo de carpintería, con mi hermana y mi cuñado, y en Ibiza fuimos los primeros. Decidimos casarnos y venirnos a Ibiza, donde hicimos incluso la luna de miel, y entonces abrimos el negocio. Me costó muchísimo encontrar el local porque en aquel momento no había muchos edificios con locales y al final encontramos el de la calle Galicia, aunque tuvimos que pagar un traspaso muy alto para poderlo conseguir.
¿Qué ambiente había en esa época en la zona?
— Había negocios y uno era muy especial porque era de los padres de Concha García Campoy, que tenían una tienda de ultramarinos. Después abrió la farmacia Ribas, la barbería, estaban Toni Gelat, Paco Valentín o Diego con sus coches y sus motos. Era un barrio donde todos éramos amigos y cuando había poco trabajo nos juntábamos siempre.
¿En qué momento la empresa empezó a crecer y se trasladaron a la nave de Ca na Negreta?
— La empresa iba creciendo y tuvimos un local en la calle Catalunya para almacenar y otro local en la zona de Casas Baratas, así q al final teníamos puertas por tres o cuatro locales diferentes. Al final, a mediados de 1984, se me ocurrió preguntar por este local de Ca na Negreta, llegamos a un acuerdo y nos trasladamos. Después, en 2001 compramos otro almacén aquí al lado para incrementar el stock.
¿La expansión de la empresa fue rápida desde los inicios?
— Siempre. Además íbamos para arriba de forma rápida, cada vez teníamos más clientes y la gente estaba contenta. Estamos muy contentos y las crisis que hemos vivido, nosotros no las hemos notado.
¿No han pasado por años de dificultades?
— No, porque tenemos una variedad muy grande de productos y materiales, tenemos un stock importante y la gente viene, ve lo que tenemos y si le gusta lo puede tener para el día siguiente o en un par de días, dependiendo de la demanda de pedidos que tengamos.
¿Y cuáles han sido las mejores épocas de la empresa?
— Ha sido un progreso continuo. Incluso en las tres crisis que hemos vivido, no hemos tenido ningún problema, hemos crecido y hemos vendido igual.
¿Qué diferencia Muñoz y Velasco de otras carpinterías de Ibiza?
— La diferencia es que nosotros tenemos las puertas hechas y ellos las tienen que fabricar. Ahora hay cada vez más competencia, el desplazamiento es más fácil y en un día te puedes presentar aquí con un camión de puertas. Nosotros nos dedicamos sobre todo al particular, a la gente que quiere reformar una casa y quiere cambiar las puertas. Nosotros vamos, tomamos medidas, quitamos las viejas y ponemos las nuevas. Tenemos mucho trabajo.
¿Recuerda quiénes fueron sus primeros clientes?
— Hubo muchos maestros de obra y, sobre todo, tengo un recuerdo muy agradable de la gente del campo que venía y me compraba las puertas. Después se las llevaba por la tarde a su casa cuando cerraba. Iba con un Citroën de dos caballos y me acuerdo que cuando llegaba no me dejaban irme sin no antes invitarme a un vino o a sobrasada. Aún hay clientes que al cabo de 30 o 40 años han venido para hacer las puertas a sus hijos.
¿Cuando empezó a dedicarse al sector de la carpintería?
— Llevo desde pequeño, desde los 16 años. Empecé como ayudante de carpintería en mi pueblo natal. En aquel entonces tuve un accidente en el que me corté un dedo, aunque no me ha afectado para nada. Después estuve en un pueblo de Albacete y, finalmente, decidimos venir a Baleares, que fue una odisea. Hice la mili en Palma y finalmente vine a Ibiza, que es lo mejor que me ha pasado en la vida.
¿Por qué empezó a trabajar en la carpintería?
— En mi pueblo había solo dos trabajos: carpintería o el campo. Entonces elegí. Yo no tenía campo, mi padre era maestro de labor y era el que hacía las herraduras y se las colocaba a los animales. Así que me decidí por la carpintería.
¿Cómo ha evolucionado la carpintería desde que empezó con 16 años?
— Muchísimo. Hay fábricas que te hacen carpintería de todo tipo y con muchas maderas diferentes. Hoy en día la fabricación es un lujo, y se tiene que cobrar porque sino no compensa. Hoy en día casi toda la carpintería es de fábrica.
¿Les ha hecho daño las franquicias o la carpintería de bajo coste?
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— Siempre hacen daño. Empresas como Leroy Merlin o Ikea hacen daño, porque la gente que hace muebles a medida no puede competir con los muebles que venden ellos. Aquí viene mucha gente a comprar puertas y te dice que en Leroy Merlin están más baratas... Pues entonces que las compren allí. Hay quién las compra y otros vuelven porque no les convence lo que ven. La ventaja que tiene aquí la gente es que les instalamos las puertas y si tienen algún problema estamos siempre aquí.
¿Cuántos productos ofrecen?
— Todo es puerta de madera, no tocamos otros materiales. Entonces tenemos puertas de muchas variedades y muchos dibujos como en pino, melis o iroko. También tenemos las puertas modernas chapadas en roble, haya o en blanco, que ahora está muy de moda. Estamos especializados en puertas, pero también tenemos ventanas de varias medias y vendemos mucho para casas payesas con la contraventana. También pedimos medidas diferentes para adaptarnos a las medidas de las casas payesas donde las paredes no se pueden tocar.
¿Trabajan con particulares o empresas?
— El 85% de nuestro público es particular. Hay empresas pero son albañiles que hacen las casas a particulares.
¿Cuál es el secreto para durar tantos años y, además, creciendo cada año?
— El secreto es mucho trabajo y ser serio. Si hay un cliente que se le tuerce una puerta porque es madera y puede pasar, vamos y se le cambia por otra sin coste ninguno.
¿Con qué logro de la empresa se siente especialmente orgulloso?
— Venir por la mañana y ver lo que tenemos, ver que hay pedidos de clientes y que la gente esté agradecida, es lo que más me satisface. También tenemos fallos, pero ver las instalaciones y pensar en lo que tenía cuando llegué y lo que tenemos ahora la familia, es un orgullo.
¿Esperaba esta expansión cuando empezó?
— Es difícil de pensar. Cuando abres un negocio no sabes cómo irá porque la evolución cambia mucho. Nosotros hemos conseguido que todas las empresas que vienen de fuera no nos hagan daño, porque nos hemos dedicado al particular y el particular vuelve o te recomienda a otras personas, que es la mejor propaganda que podemos tener.
¿Qué ventajas y desventajas tiene trabajar en familia?
— Pienso que trabajar con la familia tiene más ventajas porque controlas más, cada hijo hace un cometido y está más controlada. La desventaja es que a los hijos no les puedes echar la bronca y no les puedes decir según qué cosas, pero ahora ya lo llevan ellos y estoy muy contento.
¿Está contento que haya tenido una continuidad generacional?
— Claro. Los tres hijos han querido estar aquí. El mayor no terminó ningún estudio y es el encargado de los pedidos, de los trabajadores. En la administración está mi segundo hijo, Paco, que lleva la contabilidad y es el gerente de la empresa. Después mi hija, Verónica, estudió Turismo pero le encanta estar aquí atendiendo a la gente y vendiendo puertas. Y si quisieran ellos aún podríamos ampliar. Vamos a poner máquinas nuevas que las instalaremos después del verano para mecanizar más puertas. Vamos progresando. Después tengo cinco nietos y me gustaría que hicieran una carrera y lo que les guste, que es lo más bonito.
¿Desde cuándo está jubilado?
— Hace siete años me jubilé y desde entonces lo llevan los hijos. Cada día vengo, doy una vuelta y me leo el Periódico. Estoy pendiente porque es un negocio nuestro y pienso en cuando llegué a Ibiza sin nada, con solo unos ahorros, y lo que hemos conseguido. Después me voy a tomar algo y de lunes a viernes me junto con cuatro amigos en Jesús, arreglamos el mundo y nos vamos a comer.
¿Volvería a ser empresario?
— Sí, siempre, porque yo creo que he nacido para ser empresario. Desde pequeño me ha gustado mandar, soy el cuarto de cinco hermanos y siempre he sido el que ha cogido la iniciativa. Hasta en la mili me hicieron cabo (risas).
¿Qué dificultades hay en Ibiza para ser empresario?
— En Ibiza hay muchas posibilidades de ser empresario, pero lo tienes que tener claro. Tienes que conocer el negocio que quieres montar y no tienes que tener miedo a que los inicios no funcionen. Haz tu trabajo, hazlo serio, hazlo formal y triunfarás. El ibicenco no quiere que le engañen, quiere que seas serio y yo siempre he sido serio, por eso he triunfado. Cuando llevaba las puertas a las casas a veces no estaban y me decían que pasarían a pagar otro día y nadie me ha fallado. Hay gente que me ha dicho que necesita la carpintería pero que la tienen que pagar en un año y tampoco me han fallado.
PERFIL
● PRIMER TRABAJO: En el campo
● FAMILIA: Tres hijos y cinco nietos
● AFICIONES: Jugar a la manilla
● CIUDAD PREDILECTA: Roma
● RINCÓN DE IBIZA: Ses Salines
● PLATO: parrillada de pescado o bullit de peix
● EQUIPO DE FÚTBOL: Real Madrid
● DE PEQUEÑO QUERÍA SER...: Pelotari
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