«Estamos en el centro del pueblo y tenemos las instalaciones. No puedo entender que no nos ayuden a mejorar esto. Los mercados de Ibiza y Santa Eulària funcionan perfectamente y este, que es el mejor de la isla, no», critica Nieves Costa, propietaria de la frutería. En esta línea, dice que el Ayuntamiento se vanagloria de ayudar al pequeño comercio, pero nada más lejos de la realidad «el otro día vi cómo muchos locales de toda la vida del municipio estaban cerrados». Situación que califica de «vergonzosa», sobre todo de cara al turista. «En mi caso, no me da tanto corte que venga la gente del pueblo y lo vea así, pero lo normal es que los turistas quieran ver el mercado porque es el centro neurálgico del pueblo, pero me da vergüenza que entren y vean que estoy sola».
El local de Costa es de su propiedad y asegura que si tuviera que pagar un alquiler mensual no seguiría allí. Aunque sigue resistiendo gracias a su clientela fija, dice que las grandes superficies les han hecho mucho daño. «No tener aparcamiento hace que la gente se vaya a un sitio donde aparca sin problemas y compra todo a la vez. Entiendo que sea más cómodo».
Aún así, para ella el problema es otro y está en la división de los puestos entre el mercado payés de Sant Antoni y el mercado Es Clot Marès. Según cuenta, la localización del mercado payés era provisional y «lleva ya 30 años» en el mismo sitio y, por lo que parece, no va a moverse. «Pedí que me dejasen poner un puesto para no estar sola aquí y el otro día me dijeron que iban a ampliarlo y que habían pensado en mí. El problema es que si sale a subasta y tengo que pujar, dime qué es lo que va a pasar».
En este sentido, el Ayuntamiento ha confirmado a este periódico que ya se ha encargado un proyecto arquitectónico para remodelar la zona, pero «aún no lo han entregado y no se sabe cómo quedará la distribución de espacios».
En la planta de abajo del edificio está Toni Cardona, propietario de la única pescadería que sigue viva allí y en la que lleva trabajando más de 20 años. Coincide con Costa en que las grandes superficies les han perjudicado y augura un «mal futuro» para el mercado. «Estaría bien que el Ayuntamiento moviese los puestos del mercado payés a este mercado porque, en mi caso, yo no podría sacar el pescado al aire libre», señala.
Mercedes Calderón es la tercera superviviente y en mayo cumplirá 32 años con su local en Es Clot Marès. Tampoco está conforme con la imagen actual que muestra el mercado y pide a la Administración que de opciones para que se puedan abrir diferentes comercios. «El colmo fue cuando dejaron hacer una gran superficie comercial dentro del pueblo; eso ya lo remató todo», apunta.
Todos coinciden en que las nuevas generaciones han cambiado la forma de consumir y comprar y «prefieren elegir comodidad que calidad».
Situación actual
Hace aproximadamente un año cerraron la carnicería y la pescadería que estaban junto a la frutería Costa; los dos últimos locales que se despidieron del mercado. Una situación que, para Costa, afectó «mucho» al resto porque el cliente apenas tenía sitios para elegir. «Los de la carnicería se fueron porque tienen otra y no les compensaba. Aún así, el local es suyo y siguen pagando la comunidad. La pescadería se movió al mercado de Ibiza donde funciona mejor».
La realidad es que el mercado consta de tres plantas «casi» vacías y la tercera, en su día, «era para un centro comercial», explica Costa. Así, dice que ha escuchado rumores de que «quieren abrir un centro comercial en Sant Antoni» y critica que no se tenga en cuenta hacerlo en el propio mercado. Por su parte, el Ayuntamiento ha confirmado que «no hay ninguna solicitud» para abrir un centro comercial en el municipio.
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