El Ayuntamiento de Sant Joan y su alcalde, Antoni Marí Carraca han estado en los últimos días en el ojo del huracán tras la denuncia pública de los ecologistas sobre las presuntas irregularidades cometidas en las obras del macrocomplejo hotelero que calificaron como ‘grave atentado contra Ibiza'. Carraca responde en esta entrevista a las críticas sobre la actuación del Consistorio en este caso asegurando que se personaron en las obras tras tener constancia de que podrían haber incumplido la licencia.

—La denuncia pública realizada por el GEN-GOB acerca de las obras del hotel en la punta de sa Torre provocó que el Ayuntamiento de Sant Joan decretara la paralización de parte de los trabajos. ¿Por qué no actuaron antes?

—El GEN levantó la liebre a nivel general pero el Ayuntamiento no para las obras por esta denuncia. Cuando nos dimos cuenta de que las obras podían extralimitarse a la licencia concedida iniciamos un proceso de verificación. El Ayuntamiento decretó la paralización la semana pasada una vez tuvimos los informes municipales que decían que se estaban haciendo obras porque no se ajustaban a la licencia concedida. No actuamos antes porque no entendíamos que se habían producido circunstancias que condujeran a la paralización. Había una obra con licencia, un permiso de derribo de una obra ya construida y que se tenía que ejecutar. No voy a estar vigilando a los camiones que salen para ver si llevan tierras o restos de obra.

—¿Hay marcha atrás? ¿Se pueden revertir los trabajos para que el paraje vuelva a su estado original?

—No olvidemos que antes había una obra implantada de importancia. Lo primero que hay que verificar es si se han salido del perímetro que estaba construido antes. Yo no sé la forma de volver a integrarlo, para eso están los medioambientalistas, pero no me consta que se hayan salido demasiado del perímetro donde estaba construido por la mano del hombre.

—¿Cree que la apertura de establecimientos de lujos como este puede cambiar el tipo de turismo en el municipio más tranquilo de la isla?

—La tranquilidad es una cuestión y la calidad otra. Frente a una cosa nueva siempre soy un poco cauteloso y reacio. Pero también tengo que recordar aquellos años en los que los hoteles del Port de Sant Miquel, Portinatx y la Cala de Sant Vicent eran todo incluido. En ese momento todos criticábamos que no era el mejor turismo. Podía haber mucha tranquilidad, pero no era bueno para la economía porque se inyectaba poco dinero a la oferta complementaria.

—La nueva depuradora de Portinatx es su proyecto estrella para esta legislatura, pero se está encontrando con dificultades para llevarlo a cabo. ¿Cree que podrá avanzar en su construcción esta legislatura?

—Lo veo complicado porque estamos en la recta final de la legislatura y el año que viene es electoral. No me cansaré de repetir que no se ha dado un tratamiento justo a la depuradora de Portinatx porque es un proyecto muy necesario. La depuradora se hizo en los años 90 y el Ayuntamiento decidió que fuera municipal. No se negoció bastante con el Govern balear para que fuera autonómica como son la mayoría de las depuradoras y se hizo un flaco favor al Ayuntamiento. También se optó por una depuradora experimental cuando experimentos en este tipo de infraestructuras no se tienen que hacer. Al Ayuntamiento nos ha costado tirar mucho esta depuradora adelante, que funcionara mínimamente y obtener un rendimiento aceptable. Ahora ha llegado a su estado final y es urgente acometer su remodelación con un método experimentado.

—El Govern de Armengol no está ayudando mucho con la nueva depuradora pero el Govern de Bauzá, con Biel Company como conseller de Medi Ambient, tampoco le echó ningún cable en este asunto.

—La pasada legislatura fue especial porque la economía estaba por tierra. Al final de la legislatura estuve a punto de firmar un convenio con el Govern bastante aceptable, ya que la depuradora continuaba siendo municipal pero el Govern se comprometía a financiarla en dos o tres años. En estos momentos no es que el Govern se niegue a pagar la depuradora, se compromete a pagarla con la recaudación de las tasas de saneamiento pero con una financiación a 10 años y este Ayuntamiento no puede financiar 4 millones de euros porque tenemos un presupuesto ordinario de unos 5 millones. Superaríamos todos los parámetros de endeudamiento y bloquearíamos la capacidad inversora del Ayuntamiento durante una década.

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—Su Ayuntamiento lleva dos años sin recibir ni un euro de los fondos sobre el turismo sostenible. ¿Se siente discriminado por el Govern por razones políticas?

—Seguramente sí porque si hubiéramos sido del mismo color político hubiéramos obtenido otros privilegios. En toda Ibiza ha caído algo de la ecotasa menos en Sant Joan, algo que es muy difícil de justificar. Pero creo que se hacen un flaco favor a ellos mismos porque no olvidemos, que tarde o temprano, la depuradora la tendrá que pagar el Govern balear. Tampoco puedo admitir de ninguna manera la demagogia que se ha hecho por parte del Consell d'Eivissa cuando dice que el Ayuntamiento debería haber ido de su mano para tener más puntos. Eso ni es serio ni correcto ni cierto porque yo me sometí estrictamente a lo que decían las bases que hablan de que los Ayuntamientos presentarán sus proyectos a través de la Federación de Entidades Locales. En este punto se han reído del Ayuntamiento de Sant Joan. El Consell ha hecho una demagogia barata para justificar que sus socios de gobierno no habían dado financiación para la depuradora de Portinatx.

—¿Por qué cedió ante el Consell en cuanto a la prohibición de los pisos turísticos si en zonas como sa Cala o Portinatx estaban a favor de ellos?

—No es que cediéramos ante el Consell pero si el presidente del Consell hizo, a mi entender, de una manera alegre unas declaraciones diciendo que no aceptarían alquileres turísticos en zonas plurifamiliares, es perder tiempo. No hemos tirado la toalla pero dedicamos los esfuerzos a otras cosas, como a que se permita en viviendas unifamiliares, y no a seguir discutiendo el tema. Supongo que algún día cambiarán de idea o no tendrán los mismos socios que son los que, desde mi punto de vista, les obligan a adoptar estas decisiones tan drásticas. Y lo digo porque yo hablé anteriormente con el presidente del Consell y no lo vi tan reacio a este tipo de actividades. Por tanto, él hizo un cambio y nosotros hemos simplificado mucho el trabajo pidiendo que en nuestro término municipal se puede hacer uso turístico de las viviendas unifamiliares sea cual sea su ubicación, tanto si están en suelo urbano como rústico o en espacios protegidos siempre que sean legales. Algunos alcaldes de Mallorca comparten plenamente este hecho porque en municipios como el nuestro que no han tenido un gran desarrollo turístico ni urbanístico entendemos que el turismo es respetuoso y una forma de rentabilizar las viviendas unifamiliares. Hay gente que, gracias a alquilar una vivienda, puede pagar los estudios a sus hijos. Lo que no puede ser que se quiera limitar todo en un municipio como este. A todos nos gusta la foto fija de lo que hay y preservar el medio ambiente pero hay una cosa que se llama economía que necesita sustentarse.

—¿Cómo ha afectado a su municipio la aprobación de la norma territorial cautelar por parte del Consell d'Eivissa que limita la construcción en suelo rústico?

—En esta comunidad autónoma y en esta isla en particular pasamos de 0 a 100 rápidamente y, tras una frenada fuerte, volvemos a pasar de 100 a 0. Las cosas no se puede hacer así. La pasada legislatura se dedicaron muchos esfuerzos para hacer un pacto por el territorio. En aquel momento, Vicent Serra y todos los que estábamos en su equipo junto con el PSOE buscábamos un pacto por el territorio que tenía que ser como mínimo a 10 años. Al PSOE en un momento determinado no le interesó seguir en este pacto y no he sabido nunca por qué. Quiero pensar que es por tener más margen de negociación cuando buscan socios de gobierno como ha pasado esta misma legislatura. Yo creo que se tiene que bajar la presión sobre el suelo rústico, que no puede ser urbanización constante y sin límites pero se tiene que dejar la posibilidad de que, por lo menos, los vecinos de cada municipio puedan seguir viviendo y haciendo casas para sus hijos. Me consta que hay familias que tienen dificultades para que sus hijos se puedan hacer su propia casa. Se ha vendido desde el Consell que eso no sería así, que se podrían hacer casas de hasta 300 metros cuadrados. Yo creo que el problema no es el tamaño sino que se tendrían que dar facilidades a las familias que viven en una finca y quieren seguir viviendo. Si no somos capaces de dar un poco de seguridad jurídica a la gente no hacemos más que conseguir el objetivo contrario. Buscamos proteger y lo único que hacemos es enfadar a una serie de familias del territorio que venden sus tierras y van a invertir a otros lugares.

—El año pasado se decidió junto al Consell limitar la llegada de vehículos a Benirràs. ¿Cómo valora esta experiencia? ¿Habrá cambios este verano?

—El año pasado fue una experiencia piloto, pero fue positiva porque tuvimos un resultado muy aceptable. Los vecinos de Benirrás estaban medianamente satisfechos; hemos invertido tanto el Consell como el Ayuntamiento, en un aparcamiento en sa Plana, hemos mejorado el aparcamiento público de Benirrás, lo hemos señalizado y este año, desde la experiencia y los errores cometidos el año pasado, repetiremos este año que tendremos más experiencia y mejores infraestructuras. El aparcamiento de sa Plana se ordenará, se señalizará con una entrada asfaltada, con más amplitud, con farolas alimentadas con placas solares. El aparcamiento de Benirrás también se ha ordenado y serán unas infraestructuras más ordenadas. Seguramente se reducirán un poco las lanzaderas entre semana y se mantendrá la línea regular y se potenciarán al máximo los domingos.

—¿Está a favor de limitar la entrada de vehículos a la isla de Ibiza, como propone Vicent Torres?

—En el Consell de Alcaldes se acordó por unanimidad hacer un estudio para saber cuál es el aforo de la isla de Ibiza. A los pocos días escuché al equipo de gobierno del Consell que hablaba de limitación cuando todavía no se ha hecho un estudio de carga. Creo que eso no es forma de trabajar. En cualquier caso, creo que no se puede crecer sin ton ni son. El ejemplo de Benirrás le viene bien a toda Ibiza. Primero tenemos que hacer un estudio para saber cuántas personas cabemos y después cómo lo limitamos o ponemos frenos.

—Al final de este mandato cumplirá 20 años como alcalde. ¿Está animado para otra legislatura más o dejará el mando a otro?

—Espero cumplir los 20 años como alcalde con salud y sin haber defraudado a nadie. Del futuro, ya se hablará. En Sant Joan tenemos la gran suerte de que hay gente que puede coger el relevo perfectamente. Por tanto, yo no seré obstáculo. Creo que 20 años está muy bien, pero no me gustaría defraudar a toda la gente que me ha apoyado de manera casi unánime.