No tardamos en toparnos con la primera infracción, aunque en este caso no es cuestión de fondeo, sino del uso indebido de una moto de agua dentro del parque natural por parte del ocupante de uno de los yates. Fran inicia el acercamiento a la embarcación y Francisco informa a la pareja que ocupa la moto sobre la prohibición de su uso en la zona. «Lo que se intenta hacer es que se cumpla la normativa del parque», explica Francisco, «de esta forma, se cumplirá el objetivo principal, que es la conservación», una conservación que tiene como principal enemigo la masificación. Según Fran, «el pasado domingo, aquí en ses Illetes sur, había unos noventa barcos de menos de 15 metros, de 16 a 25 de eslora teníamos una veintena, de 25 a 40 doce más y finalmente seis de 40 a 60. Todos metidos en la zona pegada a costa, que es la zona de arenal donde se puede fondear. En la zona norte, igual. Mi compañera hizo el recuento y más o menos lo mismo. Es demasiado, no es sostenible tanto barco aquí». Francisco opina de manera similar: «Es un poco de sentido común, creo que la regulación o la limitación cuando se llega a unos extremos debería ser conveniente, pero esto es algo que ya se irá valorando en su medida y supongo que se irán tomando las medidas necesarias».
Velero sospechoso
Llegamos, ahora sí, a un velero sospechoso de fondear sobre pradera de posidonia. Fran coge una especie de cono con un cristal e introduce su parte ancha en el agua para observar los fondos marinos y confirmar las sospechas. La lancha maniobra por el costado de estribor hasta la popa y un hombre de mediana edad sale a cubierta después de escuchar la llamada de Francisco. Se trata de un ciudadano italiano que explica que tienen un problema con la batería de servicio y no pueden tirar del ancla. Están esperando a que venga el electricista para solventarlo y moverse de sitio. Francisco le requiere que tenga cuidado con la cadena del ancla, ya que es esta parte la que está encima de la posidonia y si hacen un movimiento brusco arrancarán parte de las plantas. «La mayoría de gente te hace caso. Le explicas la situación, que es una planta protegida y que no se puede fondear encima de ella, se levantan y les buscas un sitio mejor», dice Fran. «Si se hace caso omiso, se levanta un acta y luego el instructor es el que decide si se sanciona o no», apunta Francisco. Si el barco en cuestión no tiene ningún tripulante en esos momentos y está infringiendo la normativa, se hacen unas cuantas fotografías y se levanta acta.
Proseguimos el recorrido hasta llegar al paso que separa s'Espalmador de Formentera y volvemos de camino a puerto. En todo el recorrido se ha comprobado el fondeo de casi una decena de barcos y se han repartido sendos folletos informativos a sus ocupantes. También se ha avisado a algunos bañistas que habían rebasado el límite de boyas aconsejándoles que lleven una boya para evitar posibles accidentes y se ha llamado la atención a dos grupos de turistas que habían accedido a algunos de los islotes situados cerca de la playa de ses Illetes, ya que su presencia ahuyenta a las colonias de aves que anidan en ellos además de causar daños en la flora. «La gente desconoce la normativa del parque y también es prácticamente imposible hacerla cumplir constantemente porque tendrías que estar ahí sentado en una roca esperando a que lleguen. Mi labor sobre todo es informar y sancionar cuando sea necesario», apunta Francisco poco antes de llegar a la Savina. Durante la ronda nos hemos ido cruzando con las otras dos lanchas que hacen el servicio en ses Illetes así como con la de la Guardia Civil que faena en la zona.
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