Se trata de una muestra que se inicia en 1938, seis años después de que el país africano se independizara del Reino Unido, y que termina en 1965, abarcando un arte completamente desconocido para una inmensa mayoría de coreanos e incluso europeos. En este sentido, Marí asegura en la entrevista que «una de las principales tareas de los museos es investigar el significado lo que la modernidad significa» y en el caso del centro que dirige, «el arte moderno». Por ello, es partidario de «mirar las expresiones de la modernidad más allá de los centros tradicionales de poder, principalmente Europa central y Norteamérica» y «por reescribir el canon del arte moderno a través del MMCA».
Polémica con su nombramiento
Cuando el Museo Nacional de Arte Moderno y Contemporáneo de Corea le nombró director la decisión generó gran polémica ya que era la primera vez desde su creación en 1969 que un extranjero ocupaba este puesto. No en vano, el MMCA es uno de los museos más grandes del mundo cuando se combinan los tres centros de Gwacheon, Deoksugung y Seúl y muchos se cuestionaron si un extranjero debía introducir la innovación en el museo de arte moderno más antiguo de Asia. Incluso, las críticas arreciaron cuando dos importantes exposiciones programadas para este año y el próximo fueron canceladas o pospuestas por razones presupuestarias sólo unos meses después de sus anuncios.
Sin embargo, estos ataques no parecen perturbar al ibicenco ya que a base de trabajo y buenas decisiones está consiguiendo una respuesta muy positiva por parte del público. Concretamente, ha sido especialmente bien vista la decisión de exhibir por primera vez la controvertida pintura Mujer hermosa, atribuida a Chun Kyung-ja aunque él siempre lo negó y a pesar de las objeciones de la familia del artista. «El arte necesita ser mostrado, no hay razón para ocultarlo y menos cuando no hay ninguna razón objetiva para creer que no es auténtica», explicó a The Korea Herald mientras aseguró que la obra será fundamental en una exposición que se inaugurará a final de año sobre cómo el arte coreano moderno ha representado a la mujer y a la feminidad.
Además, Marí está convencido de que el arte coreano «tiene que formar parte del diálogo global» aprovechando que durante la pasada Bienal de Venecia su pabellón mostraba obras de Cody Choi y Lee Wan siendo seleccionado como el mejor pabellón nacional por varios medios de comunicación. «Tenemos que colocar a los artistas coreanos de la segunda mitad del siglo XX al nivel que se merecen y para eso es necesario asociarnos con instituciones internacionales de primera clase que nos ayuden a realizar exposiciones y seminarios que versen, por ejemplo, sobre cómo la caligrafía tradicional conecta con la pintura abstracta o cómo el arte moderno coreano no excluye el arte figurativo y no acepta la abstracción como el idioma principal, como ocurre en Occidente».
Por último, Marí asegura en la entrevista que sus prioridades para el museo pasan por el «desarrollo de proyectos de investigación a largo plazo». Sin embargo, para conseguirlo advierte que «es necesario la continuidad del apoyo gubernamental, creando una colaboración entre público, sector privado e instituciones como han hecho otros centros desde hace 20 años». Y finalmente, para los que sostienen que el arte es un lujo frívolo, Mari responde que «la cultura no es el privilegio de los ricos sino algo necesario para cada ciudadano».
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