No en vano, esta procesión, organizada de forma conjunta por las cofradías del Santísimo Cristo del Cementerio y Nuestra Señora de la Piedad, fue bendecida con un
sol de justicia y altas temperaturas. Algo que seguramente acusaron sobre todo los fieles que cargaron con esta imagen demostrando su gran habilidad por la calle Mestre Joan Mayans hacia el Mercat Vell y sobre todo por el siempre resbaladizo y traicionero empedrado de la cuesta que conduce hasta el Portal de Ses Taules y guiados a la perfección por su capataz, el joven Eladio Merino Fajarnés, perteneciente a la Cofradía del Santísimo Cristo del Cementerio.
Afortunadamente, durante todo el recorrido contaron con el apoyo de los vecinos, muchos fieles seguidores de esta procesión del Domingo de Ramos, y por los miembros de la Agrupación Musical del Santísimo Cristo del Cementerio, quienes aunque no ayudaron a cargar el paso, no dejaron de hacer sonar marchas procesionales en ningún momento.Todo este conjunto dejó con la boca abierta a muchos de los turistas llegados del Imserso y que no se esperaban ver algo así en Ibiza. «Es impresionante; esto lo tienen que tener muy ensayado y además ser muy hábiles para que a estos pobres no se les caiga la imagen por el camino», comentaba al respecto Juana, una turista de Granada llegada en viaje del Imserso y casada con Antonio, «orgulloso» cofrade de la Venerable Hermandad de Caridad del Santísimo Cristo del Trabajo y Nuestra Señora de la Luz de la capital granadina.
Ellos dos fueron algunos de los turistas que se sumaron al recorrido de La Borriquita armados con sus teléfonos móviles, en la mayoría de los casos «regalos de sus hijos para tomar una buenas fotografías de Ibiza».
«Nuestra Semana Santa es muy bonita, y aunque tengo claro que mi hermandad que sale mañana [por hoy] en Lunes Santo que no me la quite nadie, pero esto también es muy bonito y además no nos lo esperábamos en un sitio como Ibiza, donde desgraciadamente sólo se vende fiesta, lujo y desmadre», confirmó el propio Antonio, resoplando tras cruzar el Patio de Armas.
Finalmente, y mientras se iba echando encima la hora del vermut, es decir, las 13.00 horas, la procesión de La Borriquita llegó a su final. En esta ocasión, no terminó como marca la tradición cristiana en Jerusalén sino como indica la tradición de la Semana Santa de Ibiza, en la iglesia de Santo Domingo, habiendo dejado en su recorrido imágenes muy bonitas para los amantes de la fotografía y para todos aquellos turistas que no esperaban encontrarse con la Semana Santa ibicenca.
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