El incendio declarado ayer en el humedal de ses Feixes des Prat de Vila obligó a las autoridades a cortar durante horas varios accesos a la ciudad, las avenidas de Santa Eulària y de Ignasi Wallis (ésta para habilitar la entrada de los camiones de bomberos), así como un tramo de la E-10 entre las rotondas de Juan XXIII y la de acceso al puerto.
La Policía Local cerró a mediodía la avenida de Santa Eulària, incluso a viandantes, lo que obligó a muchos vecinos de los barrios céntricos a bordear el humedal por el primer cinturón de ronda y entrar a la ciudad por Ignasi Wallis. Hubo personas afectadas que no pudieron coger el enlace marítimo hacia Formentera o recoger a sus hijos y familiares en el muelle ubicado junto al club náutico.
Las únicas salidas o entradas a la ciudad de Vila en medio de transporte fueron las rotondas de ses Figueretes y de Can Misses.
Además, el aparcamiento ubicado junto a ses Feixes también tuvo que cerrarse al público por la cercanía del fuego y por la gran cantidad de humo que había en el ambiente.
Reacciones
El canario Jairo José Pérez acudía a rehabilitación en la Mutua, como cada mañana, cuando desde el autobús en el que bajaba desde Santa Eulària vio un primer conato de incendio en la zona próxima a Juan XXIII. «Avisé a las 12.15 al 112 [teléfono de Emergencias] y la señorita me dijo que ya habían avisado a los medios», explicó desde las proximidades del siniestro pasadas las dos de la tarde, cuando al fin llegó el helicóptero del Ibanat procedente de Mallorca.
«Es vergonzoso que se haya dejado quemar de esta manera estando los bomberos aquí mismo. De acuerdo que la actuación habrá sido rápida, pero es un desastre que se haya quemado tan bonito paraje. Esperemos que no haya sido por temas políticos», indicó un Jairo Pérez alarmado por la lentitud con que, a su juicio, actuaron los medios de extinción: «Ha tardado mucho en llegar el agua, me parece una vergüenza que estando tan cerca de la ciudad y las viviendas se haya dejado quemar este patrimonio del ecosistema».
Manuel Unquiles reside desde 1978 en uno de los edificios con mayor altura del barrio de es Pratet, desde donde posee unas vistas «magníficas» del humedal calcinado. Unquiles califica el siniestro como un «desastre ecológico» y asegura que las llamas llegaron hasta los cables del tendido eléctrico. «No había visto nunca nada igual. El fuego ha llegado desde una punta de la carretera hasta la otra, los pájaros han salido todos volando. En medio han quedado casetas donde había perros de los cazadores y hay una cantidad de animales que la gente no se imagina. He llegado a ver posarse aquí un halcón. He visto todo tipo de pájaros, he llegado a contar 50 flamencos en un árbol, he visto conejos, hasta un faisán», declaró este vecino de es Pratet, a quien también le extrañó la tardanza de las brigadas antiincendios: «Cuando han empezado a llegar los camiones se ha formado un atasco, no sabían muy bien por dónde entrar y han llegado tarde. Cuando veía las llamas pensé que no habría bomberos suficientes para apagarlo. Se ve que los mismos canales han hecho de cortafuegos. El helicóptero ha llegado cuando ya casi no quedaba nada».
Unquiles señaló que el fuego pudo originarse «por una simple colilla» y mostró su deseo de que el humedal recupere su flora en pocos meses. «Espero que se recupere todo esto, al ser cañas en 7 u 8 meses brotará de nuevo, si hubieran sido pinos tardarían 30 o 40 años», subrayó.
Xavier Suárez, vecino del barrio, compartió idéntica reflexión, cuestionando la demora en la llegada del helicóptero, que «se ha desplegado cuando ya estaba casi todo controlado por los medios terrestres». «Es una lástima porque estas feixes tienen un gran valor ecológico, han salido volando muchas aves y es un desastre ecológico en toda regla», concluyó Suárez.
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