Si hubiera que poner un titular para la rúa de Carnaval que se celebró ayer por la tarde por las calles de la localidad de Santa Eulària éste sería «Carnaval de dibujos animados». Y es que entre los más de veinte grupos y ochocientas personas participantes la mayoría optó por escoger personajes de cuentos infantiles o de dibujos animados para sus disfraces.

Este fue el caso, por ejemplo de los dos niños que desfilaron vestidos de Vicky el vikingo y su fiel amiga Ylvie, o los personajes muy bien vestidos y perfectamente coordinados que seguían el camino de baldosas amarillas que llevaba al mágico mundo de El mago de Oz del colegio público Venda d'Arabí. Tambien brillaron Los autos locos de la serie de dibujos animados del mismo nombre, creados con cartón y de forma muy original por la Apima del colegio público Sant Ciriac. Entre ellos no faltaba ninguno de los personajes que tomaban parte en la que posiblemente era la carrera más delirante que hemos visto los que hemos cursado la EGB, pudiéndose distinguir a Los hermanos Macana y su rocomóvil, el espantomóvil, el auto superconvertible del doctor Locovitch, el Stuka Rakuda del barón Hans Fritz, el Superheterodino, el Troncoswagen, el Compact Pussycat de Penélope Glamour, el auto doble cero conducido por Pierre Nodoyuna y Patán y el Súper Chatarra Especial, muy bien ambientado en el tractor que abría la comparsa.

Otra serie de televisión, en este caso los famosos Picapiedra creados por la productora Hanna-Barbera, fue el motivo central escogido por Cachirulo y sus acompañantes. Aunque los disfraces estaban muy logrados, pudiéndose distinguir a Pedro y Vilma Picapiedra y a Pablo y Betty Mármol, lo que realmente llamó la atención entre el público fueron las espectáculares figuras creadas con globos. Además del tronco móvil, el payaso uruguayo dió un paso más y creó varios animales de la serie, entre ellos un dinosaurio rosa de gran tamaño que dejó sin habla a muchos de los pequeños que poblaban las aceras.

Por su parte, Banana Dance Studios y la compañía de Piruleto, optaron por dos películas de animación. La primera, escuela de baile con sede en Santa Eulària, desplegó una coreografía impresionante bajo la canción ¡Qué festín!, posiblemente el tema más conocido de la película La Bella y la bestia. Por cierto, ahora que se cumplen 25 años de la película de Walt Disney y que en marzo se estrenará la versión en carne y hueso con Enma Watson y Dan Stevens, los miembros de esta academia les dejaron el listón muy alto. Y mientras, Piruleto, también se metió en el papel de los personajes de la película Zootrópolis y su mundo en el que depredadores y especies de presas coexisten pacíficamente.

Baile brasileño y mucha diversión

Sobre el resto de comparsas participantes volvió a llamar la atención la comparsa de A Tutiplén que, al igual que el domingo por la tarde en Sant Joan, conviertió las calles de Santa Eulària en un mini sambódromo. Y una vez más la culpa la tuvieron sus animados miembros que no pararon de tocar su batería y su passista, la uruguaya Ana Acosta, que no paró de mover las caderas a un ritmo frenético y sonreír durante todo el recorrido.

Mientras, si hubiera un premio establecido para las comparsas más divertidas, tres seguro que tendrían más fácil ganar por encima de las demás. La de Nunca es tarde para bailar que, al igual que hicieron en Sant Josep, Vila y Sant Joan estos días atrás, volvieron a despertar una gran cantidad de sonrisas entre el público asistente con su parodia de las academias de baile y sus coreografías sin ningún tipo de complejos, otra un original y muy dificil de definir grupo que vestido de verde y amarillo desfilaba a su bola y sin ritmo, y por supuesto, los miembros del Club Social de Sant Llorenç con su Gran corrida, una referencia satírica al mundo de la tauromaquia.

Los viajes a países lejanos los pusieron tres comparsas. Por ejemplo, la Amipa del colegio de Santa Eulària desfiló con una comparsa ambienta en el Carnaval de Venecia, con coloridos trajes de máscaras, gondoleros, harlequines y una carroza en la que había una recreación en cartón de la ciudad de los canales. Después, el Club Náutico de Santa Eulària volvió a desfilar al igual que el domingo en Vila con una coreografía y un vestuario ambientado en el mundo del cine indio de Bollywood, y finalmente, parte de la comunidad de bolivianos asentados en la isla llevó hasta Santa Eulària sus raíces, su cultura, sus bailes y su forma de entender el Carnaval. Además, si hablamos de otros países, merecen una mención especial la danesa Tina y la suiza Gitta, quienes desfilaron de color rosa y verde y ataviadas con la vestimenta típica del carnaval de Trinidad y Tobago mientras tocaban soca y calypso con dos bidones de gasolina.

Por último, y como suele ser habitual en Santa Eulària, dentro de la rúa desfilaron bastantes pequeños grupos y personas solas. Entre ellos, destacó la mujer que con una original falda con globos colgados y un tutú rosa y un carro de mercado abría la comitiva, el niño con una silla voladora y la niña pescando en un bloque de hielo, un militar, Finn y Jake, o una gallina y su polluelo.

Eso sí, y al igual que sucedió este domingo en Vila, entre los participantes volvió a echarse en falta más sentido crítico.