Fue durante los años 30, en plena República, cuando en Eivissa, en concreto en Sant Miquel, surgió la polémica sobre la conveniencia o no de la continuidad en la indumentaria tradicional de las mujeres pagesas de Eivissa. Así lo comparte la historiadora ibicenca y coautora, junto con Antonio Viñarás i Domingo, del recientemente publicado libro La Segona República a Eivissa i Formentera, Neus Escandell i Tur. Al parecer, fue una polémica «muy dura, muy agresiva» que utilizó a la prensa de la época como soporte de candentes artículos de opinión cruzados entre defensores y detractores de Sa qüestió de sa coua, que fue el modo en el que se denominó al asunto.
Por un lado, los republicanos y progresistas «consideraban que se tenía que acabar con el uso cotidiano de la indumentaria pagesa que tildaban de anacrónica, anticuada y condenada a su fin», afirma Escandell. Por otro, surgieron sectores en Vila vinculados a políticos y periodistas conservadores de la época que comenzaron a ver al traje tradicional de la mujer de Eivissa como «un elemento típico de la isla que había de continuar, algo también atractivo para el incipiente turismo que comenzaba a llegar a la isla».
Y en este sentido, analiza la historiadora, «lo cierto es que en esa época comenzó una tendencia paulatina, incluso entre las mujeres del campo que habían llevado el traje tradicional desde niñas, de no vestirse con los trajes tradicionales. Tendencia que convive en paralelo con la de otras tantas mujeres que deciden seguir portando las ropas típicas de la isla y que todavía hoy, algunas ya muy mayores, continúan llevando».
Y, curiosamente, este acalorado debate que nació en 1932 con motivo de la II República en Eivissa y Formentera entre republicanos y progresistas, por un lado, y conservadores, por el otro, «es una polémica de la ciudad de Eivissa ya que de hecho, muchos de los que defendían la continuidad de la indumentaria tradicional en las isla, no la vestían y nada tenían que ver con el traje, aunque otros sí que eran del campo». En otro sentido, asegura Neus Escandell, «los movimientos republicanos de izquierdas de la época son antilocalistas. Es decir, que se expresan aquí en la isla, igual que se podría hacer en Galicia o en cualquier otro lugar».
Fue también durante la II República, indica Escandell, cuando surgió la afición entre los ibicencos de conocer el campo y la naturaleza de la isla. Nació una afición excursionista, que abarcó tanto a niños como a movimientos estudiantiles o asociaciones culturales como pudieron ser Ebusus o el Orfeo de Eivissa.
En lo referente a los niños, y según la historiadora, se trata de escuelas de verano muy vinculadas al movimiento educativo de la II República que promovía el excursionismo o la visita a las playas. Y aquí una curiosidad, ya que hasta la fecha no había costumbre, ni tan siquiera entre el turismo que comenzaba a llegar a la isla, de ir a las playas.
En lo referente a los estudiantes de institutos, se creó en aquellos años la Asociación Profesional de Estudiantes Ibicencos (APEI), muy vinculada al Partido Comunista y fue desde aquí que se propagó el excursionismo por el campo e incluso organizaron una vuelta a Eivissa a pie.
Sin embargo, la organización de este tipo de salidas no le corresponde a un solo sector en la isla, también desde Ebusus se comenzaron a organizar salidas de grandes grupos de gente al campo. «Salidas, por cierto, muy curiosas, pues en las fotografías de la época se les puede observar a los asistentes con trajes y corbatas en el campo, nada veraniegos», indica la historiadora.
Es un movimiento que difícilmente se puede vincular a un sector social en concreto, pues abarca a todos los sectores: asociaciones culturales, estudiantiles y también a colonias infantiles. En concreto, las salidas de las colonias infantiles, son en muchos casos a la playa y en algunas fotografías de los años 30 se puede observar a los niños con un conocido maestro republicano: Antonio Albert Nieto, vinculado al proyecto educativo progresista de la República.
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