Un grupo de turistas accede a un local comercial rehabilitado en piso patera, en los bajos de un bloque residencial en Figueretas.

El problema del alquiler en la isla de Eivissa está adquiriendo dimensiones muy preocupantes, no sólo para los afectados de esta situación. Desde pequeños comercios hasta grandes cadenas hoteleras, pasando por servicios públicos como el hospital o la policía, los principales sectores que precisan un aumento en sus plantillas de cara a la temporada alta en Eivissa padecen en sus propias carnes la falta de alquileres a precios razonables para sus trabajadores.

La patronal hotelera, el sindicato UGT y la plataforma ‘Ibiza, afectados con los alquileres' constatan la fuga de temporeros y también de residentes, «víctimas del afán recaudatorio de unos pocos y de la especulación inmobiliaria».
«La gente que trabaja aquí no encuentra alojamiento porque se reservan pisos en edificios residenciales para alquilarlo por días o semanas a turistas. Es una oferta desleal. Está afectando a las personas, incluso a residentes en Eivissa que no encuentran vivienda de alquiler para todo el año porque la gente las reserva para especular en verano», denuncia el presidente de los hoteleros de las Pitiüses, Juanjo Riera, quien atribuye los problemas del sector que representa a que en el pasado «se reservaban habitaciones de los hoteles a los trabajadores, que incluso tenían comedor propio, y ahora se destinan a almacenes o espacios para el establecimiento».

El portavoz de la gestora de UGT en la isla, Fernando Fernández, realiza un diagnóstico idéntico de la problemática en la planta hotelera y denuncia que la situación respecto a la vivienda es «insostenible». «No son ni uno, ni dos, ni cuatro, sino mucha gente que aun teniendo trabajo tiene que abandonar la isla por no tener sitio donde alojarse. Personas que están trabajando y que duermen en el coche. Esto es inadmisible y creo que es la punta del iceberg», explica el portavoz sindical, quien advierte de que Eivissa «no tiene suficiente población para atender las necesidades de los establecimientos y la demanda de empleo que se produce en los meses de temporada».

La precariedad, como lamenta Fernández, se extiende a la función pública: «Estamos viendo cómo los refuerzos de policía o sanidad no quieren venir a Eivissa y si vienen un año es porque no tienen más remedio. A lo mejor un día nos encontramos con que no quiere venir nadie a la isla».

Para Fernández, la solución no pasa por habilitar naves para trabajadores como dejó caer recientemente el teniente de Alcalde y concejal de Benestar Social i Habitatge del Ayuntamiento de Vila, Joan Ribas. «Me parece una barbaridad decir esto. Hace años se denunció a Fernando Ferré [exdirigente del Grupo Playa Sol] porque metía a sus trabajadores en literas en sótanos o terrazas de sus hoteles. Me parecería una vergüenza que vivieran en naves de los polígonos», sostiene.

Por su parte, el portavoz de la principal plataforma de afectados por los alquileres, Luis Gonzaga, indicó que en los 10 últimos días han recibido en su buzón de denuncias «entre 10 y 15 casos de personas que, con trabajo, se van de la isla porque no encuentran alojamiento, no quieren compartir con cinco o seis personas o tienen que destinar el 70% de su sueldo al alquiler».

Fernández y Gonzaga se refirieron a la proliferación de anuncios en los que se ofertan alojamientos en condiciones abusivas, incluso a cambio de sexo (ver imagen adjunta). El portavoz de la plataforma de afectados señaló que estudiarán la «veracidad» de este anuncio en concreto y aseguró que, gracias a la campaña de inspecciones, «se han retirado bastantes anuncios de pisos en webs como ‘milanuncios', airbnb', o ‘Ibiza homelidays'». Fernández, sin embargo, lamenta la proliferación de situaciones «incomprensibles en el hospedaje» como «garajes o terrazas» reconvertidas en habitaciones «por 500 euros» o las llamadas ‘camas calientes' «del tú te levantas y yo me acuesto».