El municipio de Sant Josep, el principal afectado por la explosión demográfica de estos animales marinos, no tiene previsto instalar dispositivos para frenar la llegada de medusas. Durante los últimos días, las playas de ses Salines o cala d'Hort, entre otras, han recibido a millares de estas especies arrastradas por las corrientes marinas y las rachas de viento. La extraordinaria cantidad de ejemplares registrados ha llamado incluso la atención de Emergencias de Balears, que ha encargado a Protección Civil de Sant Josep informes para vigilar el fenómeno hasta que comience de manera oficial la temporada.
Sin embargo, el Ayuntamiento descarta emplear medidas como las utilizadas a título privado por empresarios de Cala Vedella con la instalación de una red de contención los dos últimos veranos. Según expertos consultados, este tipo de mallas provocan que la medusa se descomponga en múltiples fragmentos que acaban llegando a la costa y cuyos filamentos provocan irritación y urticaria. Estas redes también obstaculizan la renovación del agua en la zona donde se instala.
Desde el Consistorio ‘josepí' explican que esta medida ha obtenido «resultados controvertidos» y recuerdan que el fenómeno «está ligado al medio ambiente». «Como ayuntamiento no hemos pensado en esa opción. Ojalá pudiéramos recuperar la población de tortugas y atunes para que se las comieran [a las medusas]. Es un tema que no gusta a nadie y ojalá no hubiera, pero es un fenómeno que está ligado al medio ambiente y que no tiene fácil solución», destacan fuentes oficiales del Ayuntamiento.
Desde Sant Antoni, la llegada masiva de medusas a cala Gracioneta el pasado fin de semana –tal y como publicó este rotativo– atiende según Pablo Valdés a una «situación puntual». El biólogo, concejal de Medio Ambiente y teniente de alcalde no se plantea tomar medidas «especiales» ya que este fenómeno «forma parte de la dinámica normal». «Bancos de medusas ha habido siempre y no tiene mayor trascendencia, aparte de lo impactante de la imagen», subraya Valdés, quien sostiene que el crecimiento exponencial de estas especies en las costas pitiusas responde no solo al descenso de la población de depredadores, sino también a «las construcciones en el litoral, como los diques y los amarres, que son aprovechados por las medusas para poner sus huevos» y a la «falta de precipitaciones». «Cuando llueve, la salinización del agua que llega a la costa es menor, pero con la falta de lluvia no hay ese cambio de salinidad y no se produce esa barrera natural contra las medusas», puntualiza.
En los municipios de Vila y Sant Joan, según explicaron desde los departamentos de prensa de ambas administraciones, no han registrado fenómenos como los ocurridos en las costas de Poniente, por lo que no contemplan aplicar medidas de protección en sus costas. Tampoco en Santa Eulària, donde el técnico de litoral y playas confirmó que no se ha registrado un problema continuado de entrada masiva de medusas en ninguna de las playas del municipio.
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