La titular de este último establecimiento ubicado en la calle Bisbe Torres de Vila, Cristina Molina, explicó que este año ha superado con creces las expectativas: «Hemos tenido que pedir una segunda consignación de décimos, cosa que no habíamos hecho nunca». Además, también ha notado que ha recibido muchas más peticiones procedentes de la Península tras repartir fortuna hace casi un año.
Por su parte, la responsable de la Administración Número 3, situada en la avenida Isidor Macabich, Mercedes Mayans, señaló que ha observado que «tras años de estancamiento, se nota que este año está más animado, quizás porque se dice mucho que estamos saliendo de la crisis y la gente lo vive un poco». La lotera añadió que la venta «se ha adelantado algo» en relación a 2014 y ha habido «más reservas».
No obstante, Vicente Ribas, de la Administración Número 4 de la avenida España de Vila, explica que en su caso las ventas son «similares» a las del anterior ejercicio y lamenta que «aún no se ha recuperado el volumen que se hacía hace 10 años».
Números preferidos
En cuanto a las preferencias de la clientela, los loteros coinciden en señalar como terminaciones favoritas el 5, el 7 y el 9. Si se trata de las dos últimas cifras, los décimos más solicitados son el 13, el 69 y el 22. En cambio, los números más feos, los más bajos o que contienen algún cero, son los más denostados. «Si los das muchos clientes lo miran mal, pero otros lo piensan dos veces y los compran precisamente por ser números raros», explica, Joan Mayans, titular de la Administración Número 1 de Vila, ubicada en la calle Antoni Palau. «Muchos buscan una fecha especial, como una boda o un nacimiento», explica el lotero, que distribuye el 12.915, agotado este año por coincidir «con muchas bodas y nacimientos».
Más gasto
En cuanto al gasto medio de los clientes, los loteros apuntaron la tendencia general de una mayor gasto por persona. Es el caso de Mariano, un vecino de Vila de 67 años que destinará 200 euros al próximo sorteo navideño, «más que otras veces porque la economía del país, y la mía, va mejor», según dijo. Una cifra similar abonará Carmen, quien cada año compra el décimo que coincide con la fecha de nacimiento de su hija. «Termina en 98 y me lo envían de Valencia cada año», detalló.
Otros, en cambio, se mantienen fieles a un presupuesto más ajustado, como Juan Francisco, vecino de Casas Baratas de 56 años, que «solo» comprará tres décimos. También es el caso de Covadonga, una joven asturiana de 30 años que ha comprado un décimo en Eivissa y adquirirá otro en su tierra para compartir con la familia.
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