El presidente de la Asociación de Empresarios Británicos del West End, Martin Makepeace, en su despacho de Sant Antoni. | Toni Escobar

Martin Makepeace (Derbi, Reino Unido, 45 años), es uno de los británicos más influyentes de Sant Antoni. Su talante negociador y su voluntad de consenso le han llevado a presidir la Asociación de Empresarios Británicos de Sant Antoni y a aventurarse incluso en la carrera política. Antes de afincarse en Eivissa en 1991, trabajó en una entidad bancaria. Años después, ya en Sant Antoni, ingresó en el mundo empresarial creando su propia agencia de viajes antes de interesarse por «representar a los que antes no han tenido voz». Martin se define como un ‘guiri-cenco' ,amante del deporte, en especial del cricket, y de la navegación. Se considera una persona sociable y con una fuerte ética del trabajo que, como reconoce, aprendió de su padre. Empeñado en mejorar la imagen de la ciudad y, en concreto, del West End, este enamorado del paisaje portmanyí advierte de que defenderá Sant Antoni «frente a la mala información que existe» y asegura que «sólo involucrando a todos» se pueden mejorar las cosas para que los residentes se sientan orgullosos de Sant Antoni. Quizá por eso, uno de sus lemas es «la fortaleza está en trabajar juntos».

— Por lo que ha podido saber en los últimos días, ¿qué medidas se van a adoptar para mejorar la imagen del West End?
— Esta semana nos hemos reunido con empresarios, hoteleros, asociaciones y responsables del Ayuntamiento de Sant Antoni y formaremos una estructura para reunirnos cada dos semanas en busca de soluciones. Pablo Valdés [teniente de alcalde por parte del grupo Reinicia Sant Antoni] nos ha reunido y tenemos que tratar temas importantes sobre el West End como la basura, los locales de ocio, la prostitución o la venta ambulante y de drogas. Tenemos que cambiar la imagen de Sant Antoni y ver cómo podemos mejorar la situación.

— ¿Ha notado un descenso de la actividad nocturna este verano en la zona que es considerada como una de las más conflictivas de la isla?
— Sí, bueno, hemos notado un pequeño descenso, pero sigue siendo un punto muy caliente de Sant Antoni. Hay que buscar soluciones mediante el consenso entre todas las partes involucradas. Entiendo que hay muchos puntos de vista, pero hay que mejorar la visión que tienen los turistas sobre Sant Antoni. Comprendo el punto de vista de los empresarios, de los residentes y de los turistas, y tenemos que alcanzar un consenso.

— ¿Cuál es el sentir de comerciantes y empresarios del ocio de la zona esta temporada?
— En el West End ellos piden una normativa más consistente. Yo veo gente que viene a hacer turismo de noche, pero también veo familias que vienen con sus niños a disfrutar de lo que ofrecen Sant Antoni y Eivissa. Es muy importante buscar una solución para todos, incluyendo a los residentes y a los empresarios. Para mí, la solución es sentarnos y buscar una solución [risas]. Tengo muchos miembros de la asociación que trabajan en el West y cumplen la normativa de cerrar a las 5 de la madrugada, pero luego la gente se va a la playa a seguir bebiendo y a ensuciar. Contra eso no pueden hacer nada estos empresarios.

— ¿Ha existido un aumento de la vigilancia en la zona por parte de las fuerzas del orden este verano?
— No tanto, yo hablo con mis socios y siguen teniendo los mismos problemas de venta ambulante, drogas y prostitución. Toda la gente lo sabe y hay que buscar soluciones.

— ¿Entonces no han descendido delitos relacionados con la delincuencia, las peleas o los ‘trapicheos' en el West End?
— En el West End pienso que no ha bajado nada, sigue todo igual. De hecho, han quitado la presencia de dos médicos que la Asociación West End pagó para que estuvieran en la zona el año pasado. Realizaron el pasado verano 800 asistencias, de las que solo el 5%, es decir, 40, fueron derivadas a centros hospitalarios. Durante toda la temporada estival se atendió a una media de nueve personas por noche, y este año al no disponer de este servicio el centro médico de Sant Antoni se ha visto más presionado por este motivo. Este es un problema grande y hay que abordarlo.

— De hecho en julio ya estaban colapsadas las Urgencias de Sant Antoni por turistas ebrios...
— Repito que es un problema importante y tenemos que alcanzar un consenso entre todos.

— ¿Es la venta y consumo de bebidas alcohólicas en plena calle el principal problema del centro de la ciudad?
— Es uno de los más importantes. Hay comercios y gente que vende alcohol las 24 horas y eso no puede ser. El que compra alcohol a las 4 de la madrugada es porque quiere estar borracho. Hay que aplicar la ley. Si hace falta más gente para controlar que se venda alcohol a esas horas, que la contraten, pero hay que aplicar la ley.

— ¿Cómo se puede recuperar el casco antiguo y acabar con la imagen del ‘todo vale' en el West?
— Hay que subir la oferta. La gente gasta mucho dinero en sitios como Ushuaïa u otras discotecas y beach clubs de Platja d'en Bossa o Eivissa, pero aquí no quieren pagar nada. Hay que crear un mejor ambiente en el casco urbano, que venga la gente a disfrutar, a comer y a beber y no solo para ir borrachos. Hay que buscar soluciones entre todos y aumentar la calidad y la oferta tanto en los establecimientos como en los locales de ocio de Sant Antoni.

— ¿Cree que con el nuevo equipo de gobierno va a experimentar Sant Antoni un cambio de modelo turístico?
— Las cosas siguen igual, pero reconocemos que todavía no han tenido los 100 días de gracia. No he visto diferencias pero parecen buena gente, lo que pasa es que son completamente nuevos, hay que darles un tiempo para que se sitúen. De momento ya hemos tenido una primera reunión para buscar consenso y soluciones. Pero de cara al año que viene buscamos cambios porque la realidad es que no ha cambiado nada este año.

— ¿Cuáles son las reivindicaciones que tienen desde la Asociación de Empresarios Británicos para fomentar un turismo de calidad?
— Al final es difícil salir de esto porque hay hoteles muy buenos pero la oferta no es como en Platja den Bossa o en Eivissa. No puede ser que aquí se ofrezca bebida casi gratis por las calles. Hay que aplicar la ley y como yo siempre digo, sin control no hay respeto.

— ¿Qué novedades van a impulsar en la asociación este invierno?
— Vamos a hacer un meeting abierto al público en octubre con la comunidad británica que queremos extender a los residentes. Nuestro principal objetivo es mejorar Sant Antoni y para ello vamos a ayudar al gobierno local, sin importar quiénes son. Queremos incluir a los británicos en cada paso y tener representación en las mesas de negociación. Queremos motivar a los británicos para que vayan a votar e incluirlos en la política de Sant Antoni. Hay un millar de británicos residentes en el municipio pero solo 50 empresarios en la asociación. Nuestro objetivo este invierno es ampliar el número de miembros y ayudar a mejorar la imagen de la localidad.

— ¿Qué parte de responsabilidad tiene la comunidad y el turismo británico de la imagen que proyecta el West End?
— Tenemos que hablar de los británicos [risas]. Aquí en Sant Antoni tenemos redes sociales desde las que podemos empezar a cambiar las cosas. Si un chico cae de un balcón, la prensa lo refleja. No se sacan cosas buenas, solo las malas, pero hay que luchar todos juntos para cambiar esa imagen. Aquí tenemos un producto increíble: Santa Agnès, Sant Mateu, calas maravillosas, puesta de sol... Pero siempre hablamos del West End. Hay que conocer otras cosas y hablar de lo positivo para fomentar otro tipo de turismo en Reino Unido.

— Usted iba en las listas del PP para las elecciones municipales. ¿Ha terminado ya su aventura política?
— Yo quiero mejorar el municipio y estoy concentrando toda mi energía en la Asociación de Empresarios Británicos, así que dejo aparcada la política y me centro en los británicos. En cuatro años vamos a ver, pero ahora mismo hay otras prioridades.