La desaladora de Sant Antoni, con una capacidad de 17.500 metros cúbicos diarios, suministra a gran parte de la red local del municipio, lo que permite que los ciudadanos reciban agua apta para su consumo.

En una análisis encargado por el PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA al Laboratorio Biofarma se muestra que el agua de una vivienda particular es potable después de que todos los parámetros analizados estén por debajo de lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la UE.

El agua de Eivissa está afectada principalmente por las concentraciones de cloruro, que confieren un sabor salado al agua debido a la salinización de los pozos, que se encuentran en esta situación por la sobreexplotación y la falta de lluvias en la isla.

Análisis

En concreto, el estudio detalla que el agua analizada contiene 200 mg/l de cloruros, cerca de los 250 mg/l establecidos como máximo por la OMS, que explica que en las concentraciones superiores a 250 mg/l es cada vez más probable que los consumidores detecten el sabor salado, pero algunos consumidores pueden acostumbrarse al sabor que produce en concentraciones bajas.

El agua analizada contiene 30 mg/l de sulfatos, cuando el umbral no puede superar los 250 mg/l. Según la OMS, la presencia de sultatos puede generar un sabor «apreciable» y en niveles muy altos «un efecto laxante en consumidores no habituales».

En cuanto al calcio, se registró una cantidad de 32,06 mg/l, cuando puede alcanzar hasta los 100 mg/l, mientras que de magnesio se detectaron 12,1 mg/l (hasta 50 mg/l). La dureza del agua, derivada de la presencia de calcio y magnesio, generalmente se pone de manifiesto por la precipitación de restos de jabón. En este caso, alcanza los 7,29ºD, por lo que se clasifica como «blanda». Los intervalos van desde los 0 a los 4 (muy blanda) hasta más de 30 (muy dura). La OMS explica que el agua con mucha dureza puede provocar la formación de incrustaciones en las instalaciones, mientras que las aguas blandas pueden tener una capacidad de amortiguación del PH baja y ser, por tanto, más corrosivas para las tuberías.

Reservas hídricas

Precisamente, el acuífero de Sant Antoni es el que se encuentra en mejor estado de los que hay en la isla, con una reserva hídrica del 73%, según el último dato del mes de julio facilitado por el Govern balear. No obstante, según detalló el conseller insular de Medi Ambient, Miquel Vericad, no quiere decir que sea agua dulce, ya que al estar Sant Antoni en un plano entra una gran cantidad de agua del mar, por lo que gran parte esta salinizada. El resto de acuíferos se encuentran muy por debajo: Sant Agustí (7%), Cala Llonga (18%), Roca Llisa (16%), es Canar (38%) y Jesús (16%).

Consumo

El consumo de agua en Sant Antoni se situó en el primer semestre del año en los 826.288 metros cúbicos, lo que supone un descenso del 4,02% en relación al mismo periodo del año anterior. La reducción del caudal suministrado se debe, según apuntaron desde el Ayuntamiento, a la mejora del rendimiento hidráulico. Una situación que solo se produce también en Sant Joan, mientras que en el resto de municipios la tendencia es un aumento constante del consumo.

Eso sí, el consumo se duplica en temporada alta, ya que oscila entre los 3.854 m3 diarios en invierno hasta los casi 7.000 m3 diarios en verano.

En el total de 2014 se consumieron 1.870.101 metros cúbicos en Sant Antoni, lo que supone un 3,57% más que en 2013.