A las 00,00 horas en punto el puerto de Eivissa se quedaba ayer a oscuras para dar paso al estallido de ruido y de color del castillo pirotécnico de las Festes de la Terra. «¡Ole que bonito!» o «¡Oooh! ¡Precioso!» son algunas de las expresiones que salían de la boca de los asistentes al espectáculo de luz y pólvora.

Un gran show pirotécnico que resultó ser el colofón de un día lleno de actividades lúdicas y solemnes que finalizaron con un impresionante castillo de fuegos para el que se gastaron 478 kilos de masa pirotécnica reglamentada, unos 20 kilos más que el año pasado. Toda esta pólvora se usó en 19 conjuntos, entre los cuales destacaron las farfallas o coronas abiertas, un conjunto de relámpagos acompañados por tres cascadas de fuegos intermitentes variados y un conjunto especial de figuras. Los que tuvieron un buen ángulo y una buena perspectiva pudieron distinguir entre las figuras formadas por los fuegos: medusas, aros, gatos, e incluso un sombrero de copa. Además se llevaron a cabo dos pasadas de efectos pirodigitales formando una doble corona, y la sorpresa fue la doble descarga de trueno con la que finalizaron el espectáculo pirotécnico y con la que hicieron retumbar todos los edificios de los alrededores.

En total la duración del castillo de fuegos fue de «19 minutos y 7 segundos, lo sabemos tan exacto porque van con un sistema digital en el cual llevan incorporados más de 1.000 órdenes», explicó Javier Guardiola, de la delegación de Ricardo Caballer en Eivissa. «Hemos estado dos meses preparando esto entre trámites y burocracia, las negociaciones empezaron en junio, y hay muchas medidas de seguridad. Aquí en Eivissa somos la única empresa con depósito autorizado», explicó Guardiola. En total, un equipo de siete personas estuvieron la tarde del viernes trabajando y ayer la jornada fue dura, empezaron a las 6.00 horas y hasta las 3.00 horas, hasta dejar todo bien recogido. Un trabajo que tubo su recompensa ya que el tiempo permitió tener una buena visibilidad de los fuegos y así lo expresaron los asistentes con un gran aplauso al finalizar la demostración pirotécnica.

En todo momento los fuegos estuvieron vigilados y un camión de bomberos estuvo de retén como prevención hasta la medianoche.

La avenida Santa Eulària fue cortada al tráfico rodado hasta que la gente ya despejó el puerto y la policía pudo reanudar la circulación de vehículos. Sobre las 00.30 horas las avenidas de Bartomeu Rosselló e Isidor Macabich se convirtieron en una riada de gente que caminaba para llegar a sus vehículos aparcados en zonas más alejadas del centro.

Los fuegos se lanzaron desde el muro del puerto viejo de Eivissa y, como ya es habitual, la empresa encargada del suministro y organización de tal espectáculo fue Ricardo Caballer, que recibió un total de 30.000 euros por este servicio cuyo coste fue a cargo del Consell d'Eivissa y de patrocinadores privados.

A pesar del temor ante una posible cancelación, finalmente el espectáculo se llevó adelante y con una visibilidad inmejorable. Ayer por la tarde cayeron algunas gotas de lluvia y la calicha hizo pensar en algún momento que el propio humo de los fuegos impediría obtener una buena imagen de los mismos. Sin embargo, no más lejos de la realidad, al final resultó ser una noche perfecta para un espectáculo pirotécnico de verano.