Que el águila pescadora haya vuelto a criar en Eivissa supone una de las mayores sorpresas positivas de los últimos tiempos en lo que a fauna balear se refiere. | c. medi ambient

El águila pescadora (Pandion haliaetus) ha vuelto a criar este año en Eivissa después de más de cuarenta años sin que hubiera nacido ningún polluelo en las Pitiüses. El Govern balear informó esta semana de este hito pero sin detallar el lugar exacto donde se encuentra el acantilado en el que las águilas han conseguido procrear.

De hecho, el pasado año esta misma pareja ya fue capaz de poner un huevo pero éste no eclosionó, un hecho habitual en las parejas inexpertas, según explican desde la Conselleria balear de Medi Ambient. El polluelo –señalan– ha sido capaz de completar su desarrollo y vuela desde hace algunos días por la zona, donde conviene mantener el máximo de tranquilidad.

Ahora, probablemente, el animal emprenderá una fase de dispersión, que puede llevarla hasta la península o el continente, pero la pareja está bien asentada y es el núcleo inicial para que se vuelva a extender por las costas de Eivissa, Formentera y algunos islotes, señala el comunicado facilitado por la Conselleria.

El escrito destaca que el nido donde han criado las águilas es justamente donde habían nidificado por última vez en los años setenta del siglo pasado; el nido viejo se había deshecho, y el personal de Medi Ambient lo había rehecho para estimular el asentamiento de las aves, como finalmente ha sucedido, gracias a la financiación de la Fundació La Caixa.

Rapaz escasa

El águila pescadora es una de las rapaces más escasas de todo el Mediterráneo, en la segunda mitad del siglo pasado sufrió una gran recesión y se convirtió en la especie más amenazada de todo el Estado: desapareció de las costas de la Península Ibérica, de una gran parte del litoral de Balears, de Cerdeña y de otras islas. Sólo se mantuvo una pequeña población en la costa norte de Mallorca y de Menorca, en la isla de Córcega y en la costa de Marruecos.

La evolución de la situación de conservación de la especie en el Mediterráneo ha sido muy positiva: la población balear, que había llegado a un mínimo de once parejas los años ochenta, ha pasado a veintidós en la actualidad y se han recuperado zonas de nidificación en Cabrera, la costa de Artà y Calvià.

Peligros

Los dos factores que más han afectado a las águilas han sido la persecución directa y la electrocución. Hasta los años setenta, era relativamente frecuente que las grandes águilas recibieran disparos y, en algunas zonas, los nidos eran expoliados como curiosidad o para comerse los polluelos. Un factor aún más insidioso es la electrocución: las águilas suelen ponerse en torres eléctricas, y con frecuencia lo hacen mojadas después de pescar, con un riesgo muy elevado de morir electrocutadas.

En 2007 el Govern balear aprobó un plan de conservación de la especie para fortalecer y dar continuidad a diversas actuaciones de protección que habían sido establecidas desde los años ochenta, tanto para la Administración como para las ONG de conservación. Se ha trabajado para asegurar el respeto de la especie, la protección efectiva de las zonas de cría y de pesca y, especialmente, la corrección de puntos peligrosos para la electrocución de las aves. Un convenio entre el Ejecutivo balear y la compañía eléctrica Endesa ha permitido aislar, en beneficio de diversas especies, 1.103 puntos peligrosos en todo el archipiélago balear.

Topónimos

En Eivissa abundan los topónimos que hacen referencia a esta rapaz y que demuestran la existencia de esta ave en nuestra tierra. El Cap de s‘Àguila en sa Conillera;,el Mac de s'Àguila en s'Espalmador, el Puig y la Vénda de s'Àguila en Sant Vicent, el Torrent de s'Àguila en es Cubells o es Niu de s'Àguila. Este último, también situado en es Cubells, es una roca situada frente a la playa del mismo nombre que, según la Enciclopèdia d'Eivissa i Formentera, podría haber albergado en su parte superior un nido de águila pescadora.

Ésta es la única especie de águila que tiene las características adecuadas para nidificar en nuestras islas a pesar de que la fuerte presión turística en la costa ha hecho que en los últimos años su presencia haya sido testimonial.