La convocatoria se inició con una excursión reivindicativa que partió del Ibiza Club de Campo, alcanzando a pie la desaladora del Pou de ses Eres tras una pancarta que rezaba: «Alerta! Eivissa se queda sin agua». Una vez allí, los impulsores del colectivo expresaron las principales preocupaciones que les han llevado a tomar esta iniciativa.
Entre los manifestantes, se encontraban representantes de las asociaciones de vecinos de es Rafal Trobat y Sant Jordi y de organizaciones ecologistas como Amics de la Terra, GEN-GOB e Ibiza Preservation Fund. Asimismo, y por invitación expresa de los organizadores, también acudieron miembros de todos los partidos del municipio de Sant Josep, a excepción de los representantes locales del Partido Popular.
Antes de dar por finalizada la excursión reivindicativa, los participantes visitaron unas fugas que pierden agua «desde hace más de una semana», según apuntaron los organizadores.
En este punto, se recordó que «casi la mitad del agua de la red municipal se pierde en la distribución». En este sentido, señalaron la necesidad de que «se tomen medidas urgentes ante la situación de emergencia que se sufre».
Mediante un comunicado, SOS-H2O Eivissa señaló que la elección del Pou de ses Eres no fue casual, sino que el lugar servía para ilustrar «el máximo exponente de las cosas mal hechas».
El escrito indicaba que se trata de un pozo «fuertemente salinizado», en el que seguir extrayendo agua implica que «la mitad del agua se descarte» al ser hipersalina y que además se vierta a la red de saneamiento causando «graves problemas a los microorganismos del sistema de depuración e imposibilitando que este agua pueda ser reutilizada, ya que es excesivamente salada».
Esta iniciativa nace de diversos vecinos de la zona preocupados por el descenso de los niveles de sus pozos y por el agotamiento de las reservas subterráneas de agua.
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