Los estudiantes mostraron su habilidad en las tradicionales carreras de carretillas.

Lanzamiento de sombreros a un espantapájaros, beber de un porrón, esclovellar almendras, juegos de parejas de animales, ball pagès, identificación de los distintos olores del campo, cuenta cuentos, pagestionary, carreras de poals amb garrovers, carretilles o sacs... son sólo algunas de las múltiples actividades que se incluyeron ayer por la mañana en la Olimpiada Pagesa que organizó por cuarto año consecutivo el colegio público L'Urgell de Sant Josep.

Una vez más esta iniciativa, preparada con motivo del día grande de la localidad que se celebra hoy por la mañana, volvió a ser todo un éxito de participación, tanto por parte de los alumnos como de los padres, profesores y equipo directivo. «Es una jornada que busca sobre todo que los niños de distintas edades, los padres y los profesores convivan entre ellos y que al mismo tiempo, aprendan de una forma divertida y amena todo lo posible sobre las tradiciones y la historia de la isla en la que viven, y sinceramente, viendo las caras de unos y de otros, creo que lo conseguimos sobradamente», explicó ayer con una gran sonrisa Fina Orejuela Salas, directora del colegio.

En este sentido, la responsable de L'Urgell aseguró que aunque son los miembros de la comunidad escolar los que preparan las pruebas y piensan en posibles novedades año tras año «nada sería posible sin la colaboración de las familias». «A simple vista puede parecer que todo lo hacemos nosotros pero hay que reconocer que sin los padres y las madres nada sería igual porque ellos colaboran activamente tanto las jornadas previas como el día de la Olimpiada Pagesa», explicó Orejuela.

Los estudiantes unidos

Una estrecha relación que redunda en beneficio de los propios estudiantes que pasan una jornada inolvidable completando esta peculiar ginkana en algo más de dos horas. Sin embargo, hacerlo correctamente no es nada sencillo, ya que todos los estudiantes del colegio, de entre 3 y 12 años, divididos en un total de 24 grupos, cada uno con un profesor como responsable y mezclados sin reparar en la diferencia de edad, tuvieron que terminar de la mejor manera posible todas las pruebas. «Cada uno de los grupos han tenido que recorrer lo más rápido posible distintos lugares, desde los patios del colegio hasta el campo de fútbol adyacente, para completar cada prueba, donde les esperaba un padre que les firmaba su hoja de ruta, y seguir con su camino hasta el final», explicó divertida la directora Fina Orejuela Salas.

Dada esta «dificultad» los estudiantes se preparan concienzudamente durante bastante tiempo antes para hacer el mejor papel. «La Olimpiada Payesa les gusta tanto que puedo asegurar que es una de las actividades que esperan con más entusiasmo, estando atentos de las posibles novedades de cada año y entrenando todo lo posible para ser los mejores», finalizó la responsable del CEIP L'Urgell.