Pequeños pinos comienzan a asomar en la Serra de Morna, azotada hace tres años por el incendio más devastador que ha vivido la isla de Eivissa y que calcinó 1.576 hectáreas de bosque.
Todavía no levantan demasiada altura, pero en los terrenos más húmedos y pedregosos y ayudados por la presencia de pequeños arbustos y vegetación baja, el verde empieza a disputarle el protagonismo a la tierra desnuda y a los tonos oscuros de los restos de pinos muertos.
Uno de los propietarios afectados por esa catástrofe, Vicent Torres, constata la lenta recuperación de lo que antaño fue un vergel de pinos: «Ha cambiado bastante, empieza a haber un color diferente», afirma.
Recuerda otro incendio, mucho menor, que también afectó a Sa Cala hace unos 12 años, y dice con optimismo que en esa zona ya lucen pinos de hasta tres metros y una vegetación muy espesa.
Sin embargo, lamenta que en su finca –de 16 hectáreas- y en otras muchas todavía quedan «troncos secos y podridos y siguen cayendo ramas secas que desprende el viento», ya que el proyecto de recolección de madera para producir biomasa quedó truncado justo cuando iban a limpiar sus terrenos, pocos meses después del fatídica catástrofe.
Además, añade que todavía tiene muy presente el recuerdo del fuego y reconoce que todavía se le encoge el corazón cada vez que oye el ruido de una avioneta. «Afortunadamente este verano, con el calor que ha hecho y lo poco que ha llovido, no ha pasado nada importante», comenta.
Verano benigno
Y es que, a pesar de que registrarse una temperaturas más altas de lo habitual y que la ausencia de precipitaciones haya sido especialmente acentuada, las Pitiüses no han tenido que lamentar ningún incendio de consideración durante los últimos meses.
Según los datos que maneja el Ibanat, en Eivissa solo se han declarado 19 siniestros en lo que va de año por cuatro en Formentera, siendo la mayoría de ellos pequeños conatos de incendio que apenas han afectado a 18 hectáreas de superficie forestal, todas en la mayor de las Pitiüses.
En el ámbito balear, desde enero y hasta el 27 de agosto, se contabilizaron 74 incidentes -69 conatos y 5 incendios- que han quemado 52,7 hectáreas, la segunda mejor cifra a estas alturas de año en la última década, solo superada por las 26,8 hectáreas que ardieron en 2008, y muy alejada de la media, que se sitúa en 651,7 hectáreas quemadas.
Unos balances completamente opuestos a los que se dieron en 2011, coincidiendo con el incendio de Morna, cuando el fuego calcinó 2.155,8 hectáreas de bosque en el archipiélago, o en 2013, cuando ardieron 2.839,6 hectáreas de superficie forestal con los devastadores incendios en la Serra de Tramuntana y Artà.
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