Prendas exclusivas cargadas de historias, de segunda mano, artículos para todos los bolsillos y piezas con precios desorbitados.

Los más puristas se visten con ropa de segunda mano, pero cada día más personas reclaman un toque retro en su estética.

Pero no todo es moda, la literatura, la decoración y los vehículos se impregnan de lo antiguo. Hoy todo lo viejo es moderno. Reina la exclusividad, un estilo de vida que no sigue a las masas. Aunque cada vez son más las grandes marcas que incluyen estampados y patrones inspirados en los años 50, 60, 70 y 80 en sus prendas.

Las capitales europeas se han convertido en pasarelas de las tendencias de estas décadas y Eivissa se ha contagiado de esta fiebre vintage.

Aumenta la competencia porque hay más tiendas para los nostálgicos en Vila, quienes reclaman piezas exclusivas para sus vestimentas. En parte, se debe a la diversidad de nacionalidades que cada temporada se reúne en la Isla.

Se pueden encontrar artículos para todos los bolsillos y piezas a precios desorbitados. Los más pragmáticos eligen las tiendas de segunda mano, buscan la exclusividad y el poder lucir cada día prendas con historia. Una de las más conocidas en Eivissa es ‘Ohlala!’, con casi cuarenta años de vida, en los que no ha perdido su búsqueda por lo antiguo y la calidad. Mouna es la dependienta de este templo vintage, que busca la mayoría de su ropa y complementos en Estados Unidos. «Tenemos mucha clientela fija, local y extranjera, que año tras año nos visitan en busca de la prenda más especial, vendemos ropa con historias». Esta trabajadora confiesa que se siente totalmente identificada con este estilo al que más bien llama cultura ya que «la estética trendy está muy ligada a un tipo de música y de literatura, es más bien un estilo de vida», añadió Mouna. Ella posa para este periódico con una chaqueta recién llegada de américa y en el local suena ‘Despeche Mode’. «Yo creo que desde los 90 el sector de la moda ha ido a peor, no crean nuevas tendencias, se inspiran en otras que ya triunfaron», concluyó la dependienta.