En este sentido, la asociación puso de manifiesto el ejemplo de la lancha encallada en Botafoc, que «desde el 23 de noviembre de 2012 ha permanecido abandonada sin que nadie se haya ocupado de retirarlo, dando golpes contra las rocas durante los temporales y extendiendo sus trozos de chatarra por la costa».
Algo que se debe, según Amics de la Terra a que «debido a la crisis cada vez más personas no pueden pagar un amarre seguro o los costes de almacenamiento durante la temporada baja». Según la organización ecologista, los motores contienen líquidos tóxicos, como los aceites, líquidos hidráulicos y disolventes; las baterías contienen ácido sulfúrico y plomo; los fluorescentes e instalaciones eléctricas, metales pesados, mercurio, cobre, níquel y los plásticos son altamente contaminantes porque no se pueden disolver en el mar. «Todos estos productos tóxicos no solo afectan la biodiversidad marina sino suponen un peligro para la salud de las personas, entrando de manera inevitable e invisible en la cadena alimentaria», concluyen.
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