Enmanuel vive en una escalera y los vecinos le conocen, «no ensucio y cuido donde estoy, a veces me traen agua», explica. Es una de las personas que vive en la calle, un usuario desde hace cuatro meses del centro de día de Cáritas, que organizó ayer una jornada con motivo de la celebración de la campaña de personas sin hogar que se conmemora el 25 de noviembre.
El centro de día atiende a las personas que viven en una situación de exclusión: en la calle, cajeros automáticos, una habitación de noche de alquiler, en casa de amigos o en bancos. «No saben donde van a dormir cada noche, van cambiando, no tienen ningún apoyo familiar ni recursos, han tocado fondo», explicó Belén Torres, trabajadora social de Cáritas del centro de día.
Desde este organismo hacen un labor de acompañamiento individual de atención integral. Cada mañana acuden entre 40 y 60 personas sin recursos para tomar un desayuno, que se consigue a través de donaciones y voluntarios, uno de ellos es José Juan .
A los usuarios habituales del centro de día, «que han tocado fondo», precisa Torres, se suma un nuevo perfil de personas que han acabado en paro y con la familia también sin trabajo, sin recursos económicos y que son mayores de 40 años. Torres incide que «no se trabaja con números, sino con personas». De hecho, Cáritas reivindica en esta jornada los derechos de las personas sin hogar: «No tienen cara, son invisibles, muchas veces pasamos al lado de uno y apartamos la mirada», dice.
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