A este paso la estación de autobuses de Vila se va a convertir en una especie de aeropuerto de Castellón, donde la infraestructura está ahí muerta de la risa y sin un triste avión. En Eivissa contamos con una estación [más que necesaria] acabada desde hace más de un año y con unos responsables políticos que por, incompetencia, inexperiencia o pasotismo, no tienen narices a llegar a un acuerdo ni con empresarios privados ni con la concesionaria para abrirla. Y mientras, los que se fastidian son los ciudadanos. Una vez más.