Los más pequeños se divirtieron buscando huesos y reconstruyendo un esqueleto en el hipogeo de la Necrópolis.

ncontraremos huesos!» exclamaba Andreu ilusionado, antes de empezar las actividades del día. Como él, 19 niños más, de entre cinco y siete años, participaron durante esta semana en el taller arqueológico que organiza el Museo Arqueológico de Eivissa y Formentera. A lo largo del verano, tres monitores, Carmen, Charo y Jacobo, ayudados por una voluntaria, se encargan de enseñar a los distintos grupos de jóvenes de varias edades la importancia de la arqueología para descubrir quiénes eran nuestros antepasados. «Con la arqueología podemos saber dónde vivían, qué comían, qué tipo de arte realizaban, porque durante la Prehistoria no escribían nada», les explicó Charo.

«Realizamos muchas actividades y también fichas que los niños completan a medida que van aprendiendo cosas», afirma Carmen. La tarea principal de ayer consistió en preparar pan tal y como se hacía antiguamente, una actividad que curiosamente forma parte de la arqueología experimental. Con las manos limpias y enharinadas, los chicos empezaron a amasar la mezcla de harina, agua, levadura y sal hasta conseguir unos bollos que después hornearon.

Y efectivamente, también hubo tiempo de aprender algo sobre la arqueología de la muerte. Charo se llevó a la mitad del grupo al hipogeo y les enseñó la importancia de los huesos para obtener información sobre las civilizaciones pasadas. «Los esqueletos nos aportan mucho si sabemos escucharlos. Podemos saber el siglo en el que vivió esa persona, su sexo y la edad al morir», entre otros muchos datos. Los pequeños se divirtieron encontrando huesos distintos para poder recomponer después un esqueleto entero dentro de un sarcófago.

Y mientras, Carmen y Jacobo reunieron a la otra mitad de los estudiantes en la casa payesa de Can Porxet, donde pudieron terminar los amuletos que habían empezado días antes. Después tocó desayunar y descansar antes de intercambiar funciones al ritmo de una canción que todos aprendieron: «Los esqueletos salen de su tumba, tumba que tumba…».

Al mediodía, los pequeños vuelven a casa con sus creaciones y con algunas dudas resueltas, como quién era la diosa Tanit y por qué la conocemos así si en realidad se llamaba Tinit.