Vicent Torres (Eivissa, 1963) es un gran desconocido para muchos de sus compañeros de partido e, incluso, para algunos de los que le apoyan en su ascenso a la secretaría general de la Federació Socialista d'Eivissa. Decisión, la de batallar por el sitio, que ha costado muchas reuniones y otras tantas cenas entre socialistas para llegar a convencerlo. A lo mejor por su carácter reservado y discreto hacen que pocos sepan que Torres lleva cinco años afiliado a la agrupación de Santa Eulària aunque muchos más vinculdado a ella.
Su ascenso dentro del PSOE parece llevar un paralelismo con su vida personal en la que empezó trabajando en el Hotel Victoria, en Talamanca, con solo 16 años. Allí desempeñó diferentes trabajos: desde botones hasta recepcionista. Continuó trabajando en agencias de viaje hasta convertirse en socio y director comercial de Viajes Martel. Un ascenso que ha logrado con el paso del tiempo por su constancia, seriedad y capacidad de trabajar, cualidades que le atribuyen desde el sector turístico. Estas mismas lo llevaron también a vivir el ascenso como jugador del Sant Rafael cuando subió a Tercera División en 1991.
Dentro del PSOE se dio a conocer como director general de Promoció Turística del Govern balear durante la pasada legislatura bajo el mando de Joana Barceló. Hasta entonces, su protagonismo era inexistente. También, como en esta ocasión, se pensó bien si aceptar el cargo. Como director general llegó a contentar al sector hotelero de Eivissa por su trabajo y, como dicen algunos, por poner un poco de ‘seny' ofreciendo la mano a touroperadores y apostando por aumentar las conexiones aéreas. Nadie mejor que él para entender las reivindicaciones del sector. Dicen que es «buena persona y apreciada». En las distancias cortas, Torres es afable y educado. Persistente en sus ideas; no paró hasta conseguir que llegara el turismo europeo a la Isla. Poco, pero llegó y no desistió.
Aficionado al fútbol como el que hasta hoy aún es secretario de la FSE, Xico Tarrés, se desvinculó del Sant Rafael, del que llegó a ser vicepresidente, una vez que entró por la puerta del Govern para poder entregarse a la nueva misión.
Y tanto se entregó que Barceló se trasladó hasta Eivissa para arroparlo en su candidatura al Ayuntamiento de Santa Eulària. Le mostró su afecto, su admiración y lo halagó en lo profesional. Pero no sirvió, no convenció y se quedó en la oposición [como el resto de sus compañeros de partido]. Lejos de quedarse en la estacada, Torres continúa su ascenso a paso lento dentro de la formación. Dicen los que le conocen que sabe consensuar, cualidad que le hará falta si sale vencedor del Congreso. Lejos de querer buscarse enemigos, Torres carece de garra y de genio. Cuestión de tiempo.
Los perfiles / Vicent Torres, por Bea Roselló
Vicent Torres, desde el anonimato
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