Ana Serra tiene tres meses y la de ayer no fue su primera romería del Rocío. «El año pasado, en mi barriga, también vivió este momento tan especial», explicó su mamá, María Rodríguez, sevillana que lleva 25 años viviendo en Sant Antoni.
Igual que ella y su pequeña fueron muchas las personas que vivieron con devoción, respeto y mucha alegría la romería del Rocío, organizada por la Hermandad Rociera de Sant Antoni en colaboración con el ayuntamiento de la localidad.
Entre los más fervientes seguidores se encontraban muchos pequeños que, vestidos para la ocasión, seguían la misa en brazos de sus madres o bien esperaban en el porche de la iglesia la salida del simpecado de la hermandad. También esperando la salida de la romería se encontraba José Carlos Cubiles, el carretero que llevaba a 'Garbosa' y 'Regalá', dos bueyes de raza pajuna que llegaron en barco dese Montecorto (Ronda) para participar en la romería de ayer, que llevó a los rocieros hasta el pinar de Forada, en Buscastell. En total, la devoción por la Virgen del Rocío les llevó a recorrer, a pie y en una veintena de carretas muy bien engalanadas, alrededor de siete kilómetros.
Y es que si por algo se caracterizó la romería de ayer en la localidad portmanyina es por el orgullo de haber sido reconocida como hermandad filial, por lo que los hermanos de Sant Antoni que se sumen al Rocío de Almonte este año, que tendrá lugar el próximo 5 de junio, podrán hacerlo con la hermandad madrina.
La romería del Rocío concluye este año en Sant Antoni con la santa misa del romero cantada y el regreso que tiene lugar hoy.
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