Nuestro Señor Jesús del Gran Poder saliendo de la parroquia del Roser. | EVA MEDINA

Cerca de las nueve y cuarto de la noche de ayer, el murmullo general suscitado por la espera daba paso al silencio generado por la aparición de la imagen de Nuestro Señor Jesús del Gran Poder asomaba por la puerta de la parroquia del Roser, donde el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura, previamente ofició una misa.

Bajo un manto de aplausos, la talla se subió a hombros de 16 costaleros que empezaron a procesionar con la música de la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Dolores. En el cielo, las nubes iban tapando la noche, pero no impidieron que la procesión partiera de la parroquia al calor de los fieles de esta imagen. A las puertas de la iglesia llegó el momento de la primera saeta de la noche, Costalero, cantada por Juan Bastida, que recibió un sonoro «Olé» por parte del público que se acercó a seguir el paso de Jesús del Gran Poder hasta la Catedral, de donde saldrá mañana a partir de las 20,30 con las otras cinco cofradías en la procesión del Santo Entierro.

Según iba avanzado el paso procesional, el público congregado en las calles empezaba a mostrar sus sentimientos con lágrimas y opiniones como «se parece mucho al Jesús del Gran Poder de la Puebla» o «qué gran esfuerzo están haciendo los costaleros». Y entre el público, muchas caras jóvenes que empiezan a sentir el fervor de Semana Santa desde pequeños, como Izan, de ocho meses, el nazareno más pequeño de la cofradía del Jesús del Gran Poder, que vio salir la procesión en brazos de su mamá.