Foto de Vicent Ribas Trui tomada en Kioto.

La gente es, sin duda, lo que más sorprende al llegar al país. Es tan ordenada, tan limpia, tan disciplinada y tan buena. Están dispuestos a ayudarte en cualquier momento». Es el testimonio que más se repite entre los ibicencos que han conocido Japón.
No es muy común realizar un viaje al citado país, pues no está demasiado cerca. Sin embargo, son varias las personas que estuvieron allí y han querido compartir sus recuerdos e imágenes personales en estos momentos tan difíciles que vive Japón y que ellos están siguiendo especialmente de cerca, tanto como aquel que ha pisado, o ha estado cerca, de los escenarios que muestran las imágenes del suceso.
Eduardo Tejedo y Rocío Gil realizaron un recorrido por diferentes ciudades de la isla de Japón en agosto de 2008. Lo que más les impactó «fue la gente, es tan buena, tan educada y correcta, muestra de ello es que apenas hay delincuencia y eso nosotros lo percibimos. Todo funciona y a la primera, roza la perfección», aseguran.
En cuanto a la actual situación que vive el país, Eduardo destaca que «llama mucho la atención que no haya una ley marcial, ni toque de queda, ni saqueos. Hay orden en las colas para coger agua y si le piden a la población que dosifique la energía, se lo toman en serio y apagan la luz. Los japoneses son así».
César Ruiz y Alicia Tur estuvieron en 2009. Les pareció un lugar impresionante, pero sobre todo por la gente.
Destacan que los japoneses están dispuestos a ayudar al turista en cualquier momento, aunque no hablen inglés, «que la mayoría no lo hace». Comparten la anécdota de una ocasión en la que iban en un tren bala y le preguntaron a una señora por el tren que tenían que coger después para llegar a su destino. «La señora no hablaba ni una palabra de inglés ni de español y en japonés, con una chica que le acompañaba, nos llevó hasta la puerta de donde teníamos que ir y mandó a la chica a que nos comprara el billete pagándolos ellas. Fue demasiado», valoran entre risas.
Otra cuestión que le llamó a esta pareja la atención de manera especial es que los indigentes, «que llevaban un cartón debajo del brazo, una vez lo extendían en el suelo, colocaban las fotos de la familia con clips y dejaban los zapatos fuera del cartón, como si fuera realmente su casa. Aún estando mal, lo tienen todo limpio y en orden, y eso lo transmiten mucho», comparten.
Toni Villalonga, que visitó el país en 2008, también destaca el caracter educado, cortés y servicial de los japoneses y el respeto que sienten por los demás y por la comunidad. Le sorprendió que en el transporte público «nunca sonara el móvil, ni hablaran por él, ya que lo consideran una falta de educación».
Por contra, para Villalonga el trato humano es frío en Japón, «por lo general aséptico. No bromean, no se ríen, no exteriorizan sentimientos, excepto cuando se toman dos cervezas». Otra cosa que no le gustó es que «las mujeres tienen un papel secundario en la sociedad, se espera de ellas que se casen y tengan hijos, sobre todo antes de los 30 años».
Marco Torres Walker visitó Japón en marzo del pasado año y considera que «si hay un pueblo capaz de superar tragedias es el japonés». Le resulto especialmente chocante como, «aparantemente, habian superado lo de Hiroshima y Nagasaki en el 45». Según Marco, no parecía un pueblo que a nivel general estuviera especialmente marcado por lo que ocurrió.
Para Torres Walker «hay una gran sensibilidad en Japon hacia la cuestión nuclear en todas sus vertientes. Éste es un punto clave y la gente no se fía de su gobierno en lo que a esto se refiere, porque su gobierno ha ocultado información y acuerdos secretos con los EEUU al respecto de dejar atracar barcos de guerra con armas nucleares a bordo. Los japoneses no ven la industria nuclear con buenos ojos, y las centrales nucleares han sido toleradas hasta ahora. Si lo de Fukushima acaba mal, todo esto podria cambiar», valora.
Vicent Ribas, Trui, estuvo en Japón hace seis años, sin embargo guarda un gran recuerdo de su visita. Presume de haber podido conocer el país y sus costumbres de la mano de dos amigas (madre e hija) que le invitaron. Asegura que ha podido contactar con ellas y se encuentran bien, aunque asustadas.
«Estuve en una de esas casas que tienen puerta corredera y suelo de madera y probé la comida casera». También le sorprendió el carácter educado, servicial y obediente de los japoneses, lo organizado y lo bien que funciona todo. Trui se muestra optimista ante la tragedia y considera que en pocos meses comenzarán a superarlo.
Luciana Giannini opina que quizás por su personalidad, los japoneses puedan superar esta trágica situación, aunque valora que «todavía habrá que ver las dimensiones reales de la catástrofe para ver qué es lo que tiene que superar esta comunidad caracterizada por la educación y la disciplina».