El Ayuntamiento de Eivissa presentó ayer el nuevo protocolo de trabajo en red que coordina a todas las instituciones que actúan cuando un menor se encuentra en situación de riesgo.
Se trata de un documento destinado a desarrollar un trabajo de colaboración entre los centros de Eduación Infantil y Primaria de Vila, el Equipo Psicopedagógico de la Conselleria balear d'Educació, el Servei de Menors del Consell y los servicios sociales del Ayuntamiento de Eivissa. El protocolo se ha aplicado a modo experimental en cuatro centros del municipio, donde ya reciben atención más de 80 menores. Sin embargo, ya se aplica también en el resto de colegios del municipio cuando se detectan casos de alumnos en situación de riesgo.
El protocolo fue presentado ayer por el concejal de Bienestar Social de Vila, Enrique Sánchez; la directora insular de Política Social, Fina Costa; la delegada de Eduación, Laura Carrascosa; y el Doctor Lluís Ballester, Sociólogo y Trabajador Social.
Según explicó Costa, «la normativa que regula en materia de infancia dice que un niño en riesgo es aquel que está en peligro de padecer algún déficit, material o asistencial para su desarrollo o bienestar».
En este sentido, Sánchez destacó que, aunque hasta ahora los alumnos «estaban siendo bien atendidos, los recursos podían ser mejorados en eficiencia y en eficacia». Según indicó, había una falta de estructura entre las diferentes instituciones motivó la creación del protocolo. «En los colegios había confusión acerca de qué casos derivar o qué protocolo metodológico utilizar» y los servicios sociales «tenían la sensación de estar descoordinados, eran redundantes o no se complementaban del todo», explicó el concejal.
Ahora, con el trabajo en red, «se intenta hacer frente a esta deficiencia de comunicación y de trabajo conjunto entre diferentes organizaciones», destacó, por su parte, Ballester. Para ello, las instituciones implicadas «harán intervenciones complementarias sobre el mismo alumno y su familia», concluyó.
También se hará trabajo preventivo
Lluis Ballester explicó que el objetivo es también enfocar el protocolo para que haya menos casos de alumnos en situación de riesgo. «Es decir, hacer un trabajo preventivo para mejorar la convivencia y ver la manera de desarrollar este trabajo socioeducativo tanto en el centro como en el conjunto de la comunidad», explicó Ballester, que puso como ejemplo la labor del alumno mediador en los centros, destinado a facilitar «que los procesos más difíciles de convivencia queden controlados por los propios compañeros». «Tiene poca intervención profesional, pero detrás tiene el apoyo de los espcialistas que hace que el trabajo tenga la máxima calidad», indicó.
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