La localidad de Sant Agustí celebró ayer el día grande en honor a su patrón con una tarde llena de tradición, mucha juventud, bailes, comida, bebida y mucha música.
Como suele ser habitual, el obispo de Eivissa ofició una misa solemne de hora y media de duración, detalle por el cual hasta los más fieles se vieron 'obligados' a salir y entrar de manera alternativa a la iglesia. Quienes optaron por esperar fuera se entretuvieron haciendo fotos a los balladors de la colla de es Vedrà y a los integrantes del grupo Balls i Tonades de Mallorca. «Es la segunda vez que venimos. Estuvimos por primera vez hace 17 años. Hemos notado el pueblo muy cambiado, por ejemplo, la plaza de la iglesia no estaba empedrada cuando vinimos», explicó Gabi Rotger, uno de los fundadores de este grupo de folclore mallorquín.
La misa estuvo seguida por la procesión a la que se sumaron para portar las imágenes turistas, residentes y balladors de los dos grupos folclóricos. Diez minutos después, la colla de es Vedrà daba dos vueltas a la plaza de la iglesia para hacer la rodona en la que hacer la exhibición de baile tradicional. Mientras se iban sucediendo los pasos de baile empezaron a circular bandejas de orelletes y vino de la tierra entre el público. Con el sol ya escondido, el grupo de baile mallorquín exhibió lo mejor de su tradición.
La fiesta concluyó con los conciertos de Aires Formenterencs y Babylon Circus
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