Greenpeace reiteró ayer su advertencia sobre los daños que supondrá la ampliación del puerto de Eivissa para el medio ambiente. La organización ecologista se defiende así de un comunicado que emitió el pasado sábado la Autoridad Portuaria de Baleares (APB), en el que aseguró que el informe de los ecologistas cuenta con trece imprecisiones.

Greenpeace recordó que su estudio se basa en referencias bibliográficas de diferentes instituciones, organizaciones sociales, medios de comunicación y el Govern Balear y que, según estas fuentes, los trabajos ocasionarían un daño para el medio ambiente sin precedentes en la historia de la isla. Según los ecologistas, la ampliación del puerto implica un «serio impacto ambiental», tanto por sus efectos directos contra una especie protegida como es la Posidonia oceánica, como por los indirectos, derivados de la contaminación provocada por la actividad del puerto.

«De hecho, el propio Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco ha solicitado al Estado español la paralización de la obra por los posibles daños a los ecosistemas marinos», declaró Pilar Marcos, responsable de la Campaña de Costas de Greenpeace.

Desde la asociación ecologista recordaron que es la Administración la que promueve grandes obras que suponen «grandes beneficios económicos para unos pocos».