Hasta 9.000 alumnos de Balears se podrán beneficiar en el curso escolar 2009-2010 del programa de mediación escolar diseñado por la Conselleria de Educación y Cultura, que se aplicará en 14 centros y cuyo fin es la resolución de conflictos escolares entre alumnos, profesores, padres y personal laboral.

El programa ya está implantado en 7 institutos (Sóller, Sineu, Capdepera, Casesnoves de Inca, Arenal, Sureda i Blanes de Palma y Sa Blancadona de Eivissa) y a partir de septiembre se extenderá a los institutos de Calviá, Cap de Llevant de Menorca y Balafia de Eivissa, y a los colegios CIDE, La Salle y Es Liceu de la capital balear.

Además, ya existen experiencias de mediación en los institutos de Sant Agustí de Eivissa y en el Joan Ramis i Ramis de Mahón.

Según han explicado a EFE fuentes de la Conselleria, el programa es impulsado por el Instituto para la Convivencia y el Exito Escolar, en colaboración con el Servicio de Formación del Profesorado.

El método

La mediación escolar es un método de resolución de conflictos basado en la comunicación, el respeto y la no violencia con el que se pretende informar y formar a los jóvenes en aquellas situaciones naturales o inevitables que se generan en la vida cotidiana para afrontarlas de manera racional, a través del diálogo y evitando comportamientos agresivos.

Los protagonistas, los adolescentes, son los que deciden cómo resolver un conflicto ayudados por la figura del mediador, que escucha y asesora al alumno promoviendo valores como la comprensión, la tolerancia, la solidaridad o la empatía.

Aunque la formación del programa se dirige principalmente a estudiantes y profesores, también hay centros en los que la presencia de los padres ha sido muy provechosa.

En este proceso mediador se siguen seis pasos: concienciación sobre las ventajas del sistema, encuentro de las personas que han vivido un conflicto, análisis del mismo por parte de cada alumno, comprensión de los puntos de vistas del otro y, finalmente, propuesta de soluciones y acuerdo.

Esta solución final se concreta en un plan de acción claro que firman las partes, al que le sigue un apretón de manos como símbolo de reconciliación.

El mediador ni «juzga, ni aconseja ni impone su punto de vista», sino que mantiene una posición imparcial y procura generar un clima de comunicación entre las partes para que adopten un acuerdo satisfactorio.

Lo «verdaderamente importante», asegura la Conselleria, es que en los centros se genere una auténtica cultura de la mediación y que se vivan los conflictos como una oportunidad de crecimiento y aprendizaje.