Apróximadamente a las seis y media de ayer concluyó la Volta a Eivissa a Peu. Miguel Hernández, Víctor Marí y Paco Romero llegaron a la parroquia de Santa Creu, donde les esperaban amigos que participaron en la primera vuelta y familiares. Cuando hicieron aparición, les recibieron con aplausos y besos.

Para Miguel Hernández ha sido «una experiencia estupenda junto a Víctor y Paco». Al segundo día de la vuelta, que comenzó el día 17 de julio, iban caminando y les reconocieron. En la caminata se han encontrado lugares que permanecen exactamente igual que antes y otros que han cambiado considerablemente. Por otra parte, también han encontrado deficiencias en el servicio de autobuses que les tenía que llevar de Sant Carles a Santa Eulària: «Lo único negativo es que haciendo esta vuelta nos hemos dado cuenta de que la sociedad en Eivissa está muy decaída. Aquí no hay sitio para los peatones. Hay muchos horarios que están mal puestos. Dicen que un autobús pasa a una hora y luego no viene ninguno. Es una vergüenza y un fraude», explicó Miguel. De todos modos, guardan con especial cariño la experiencia vivida: «No se trataba de una competición, se trataba de una memoria para hablar sobre el tiempo. La próxima vuelta será dentro de 50 años, hay que ser optimistas», concluyó entre risas Miguel. Àngela Real