¿Todas las despedidas son tristes?

-No creo que todas las despedidas sean tristes. Uno no se decide a irse sólo por gusto sino porque no quiere dejar una imagen que no sea la correcta. La gira terminará a finales del año que viene y si planteo otra de aquí a cuatro años creo que no voy a estar en forma. No me gusta que la gente vaya a los conciertos empujados por la nostalgia porque siempre me ha gustado más la idea de pensar que la gente va porque va a vivir un momento importante en su vida.

-¿Existe la posibilidad de un regreso a los escenarios?

-Estamos trabajando en hacer una fundación que se llamará Solidarirock para recoger todas las llamadas que me hacen las Ong para poder colaborar con ellas cuando me entre el mono muy grande montaré conciertos no a lo mejor solo sino con compañeros.

-¿Y los inicios son siempre complicados?

-Pienso que lo realmente difícil es mantenerse. Mis principios fueron muy suaves. Estaba trabajando en la sección de discos de unos grandes almacenes. Esto fue en el 61 del siglo pasado y por aquel entonces tenía un grupillo de música con el que grabamos una demo que se pinchó en la radio. Uno de los vendedores de Philips vino un día al departamento en el que trabajaba y me dijo que le pasara la maqueta, la llevó a Madrid y después fuimos nosotros.

-¿Cómo recuerda la grabación de su primer disco?

-Estaba hecho un flan porque antes no era como ahora que puedes repetir.

-¿Qué hace para mantener toda esa energía que derrocha en sus actuaciones?

-Siempre me ha gustado practicar deporte. Cuando era más joven era más de deportes grupales, pero con la edad hay que adaptarse. Ahora me gusta más el deporte al aire libre.

-¿Qué siente cuando escucha comentarios que le señalan como el padre del rock español?

-La verdad es que respeto todas las opiniones, incluso las buenas. Cuando yo empecé en los años 60 había muchas personas que hacían el mismo estilo musical que yo, pero por la razón que sea no han podido continuar. La verdad es que acertamos haciendo rock porque no era una moda; era un estilo de vida. Era un soporte para la gente joven que no tenía forma de expresión hasta entonces.

-Ha definido esta última gira como 'una larga vuelta al ruedo como si fuera la última'.

-Cuando escribí eso no sabía del todo que iba a ser la última, pero tenía la sensación de que sería así. Cuando uno hace las primeras cosas tienen un valor especial, pero cuando son las últimas las vives con una intensidad especial porque sabes que son irrepetibles.

-¿Mejor solo que en compañía de otros?

-La verdad es que siempre he estado cantando con otros. Y creo que nunca he cantado solo porque el público siempre se entrega y da lo mejor de sí mismo.

-¿Lleva la cuenta del número de conciertos que ha hecho?

-No. Sé que son muchos, pero no los he contado. Tampoco guardo los discos de los primeros años; prefiero que lo hagan otros. No me considero nada mitómano.

-¿Hay algún premio o reconocimiento al que tenga especial cariño?

-El de la Medalla al Mérito del Trabajo, porque el recuerdo que tengo de mi padre, que murió cuando yo tenía 15 años, es que siempre estaba trabajando, aunque creo que no le gustaba nada (era serrador de madera) y al final fue por culpa de ese oficio que murió porque cogió asma y se lo llevó al otro barrio.

-¿Qué le diría a la gente que está empezando ahora en el mundo de la música?

-Que tengan paciencia porque es muy momento muy, muy complicado por la carencia de industria y sobre todo que sean constantes.

María José Real

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