El Ministerio de Industria obligará a la central de GESA a reducir sus emisiones a la mitad hasta el año 2012. Del medio millón de toneladas de CO2 que lanzó a la atmósfera la fábrica en 2007 se tendrá que rebajar a 209.244 en 2012. La principal herramienta con la que cuenta la compañía para hacer frente a esta exigencia es la llegada del gasoducto en verano de 2009, porque el uso del gas en las centrales térmicas permite reducir el impacto ambiental y disminuir las emisiones de combustibles derivados del petróleo.
Los encargados de vigilar que este plan se cumpla son los responsables de la dirección general de Canvi Climàtic del Govern balear. Su directora, Malena Estrany, destaca que este plan es «muy positivo» porque ya este año 2008, la central tendrá que rebajar en un 40 por ciento sus emisiones respecto a 2005.
El Ministerio hizo un primer plan de asignación entre 2005 y 2007 en el que permitía evacuar un total de 1.576.200 toneladas de CO2 entre 2005 a 2007. GESA cumplió y en los tres años lanzó a la atmósfera un poco menos de lo permitido: 1.528.973 toneladas. El peor año de los tres fue 2006, cuando se alcanzaron las 528.509 toneladas, y en 2007 se bajó a 500.975.
Controlar las emisiones
La reducción deberá ser mucho más grande en 2008, cuando sólo se les dejará contaminar 301.490 toneladas de CO2, descendiendo paulatinamente a las 209.244 que se permitirán en 2012. Esto quiere decir que en los próximos cinco años la central podrá emitir menos CO2 que el que ha evacuado en los últimos tres.
«El plan nacional de asignaciones es un instrumento para reducir las emisiones de CO2 de las grandes instalaciones, entre ellas las térmicas», explicó Estrany, que indicó que hay una apuesta «bastante clara» para intentar rebajar la contaminación y cumplir con el protocolo de Kyoto.
El Govern tiene la labor de vigilar que GESA cumple con lo estipulado. «Ellos hacen informes verificando las emisiones realizadas a través de un organismo autorizado y luego nosotros lo estudiamos y hacemos una especie de inspección», explicó Estrany, que indicó que cualquier modificación que haga GESA de su plan de seguimiento tiene que ser comunicada al Govern. Si no cumplieran los cupos de emisiones se les tendría que abrir un expediente sancionador y se les impondría una multa por cada tonelada de más. Eso, de todas formas, se hará en 2013, que es cuando vence el plan de asignación.
«La llegada del gasoducto les irá muy bien, el gas permite bajar las emisiones en todas las centrales», explicó Estrany, que recordó que esta fábrica es el principal foco de contaminación de Eivissa, porque sólo hay otra industria contaminante que emite mucho menos: Ladrillerías Ibicencas.
El presidente del Consell, Xico Tarrés, ha planteado en varias ocasiones que habría que discutir con los ayuntamientos un cambio de ubicación de la central térmica de GESA, que está situada justo al lado de la ciudad de Eivissa, con un impacto visual y una contaminación muy importante justo al lado del mayor núcleo de población de la isla. Sin embargo, el conseller de Política Territorial, Miquel Ramon, descartó que este cambio de ubicación se pueda situar en la modificación del Plan Territorial Insular (PTI) en la que está trabajando ahora el gobierno progresista.
La directora general de Canvi Climàtic del Govern, Malena Estrany, reconoció que el hecho de tener una central térmica justo al lado de la ciudad, como ocurre en Eivissa, es «muy impactante», no sólo visualmente, sino «en todos los sentidos». Sin embargo, indicó que el Govern no puede hacer ningún tipo de presión para que se traslade hacia otro emplazamiento. «La competencia la tiene Energía, que es el que hace la planificación energética, Medi Ambient no puede entrar en esto», explicó Estrany, que remarcó que lo que sí pueden hacer desde su departamento es intentar que se cumpla con las emisiones y si hay desviaciones, actuar imponiendo sanciones.
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