a algarabía infantil se percibía antes de cruzar la puerta del colegio Sa Graduada. El sonido de los xilófonos se mezclaba con el del gong. «¿Sabéis lo que es esto?», preguntaba Alfonso Sanchis, profesor de música del centro, mientras los pequeños respondían muy explícitamente con unos sonoros 'gongs' que salían de sus bocas. Durante la mañana de ayer, el colegio público Sa Graduada celebró su tradicional fiesta multicultural por el 75 aniversario del centro con un paseo de actividades por los cinco continentes. Eso sí, con la novedosa incorporación del taller de los púnicos, donde los alumnos confeccionaron collares con pasta de sal, conocieron mediante las explicaciones de los paneles qué eran los hipogeos y practicaron tiro con honda, pero con una pelota de tenis en lugar de la piedra. En este taller tan ibicenco también elaboraron unos originales puntos de libro y los niños y niñas del centro aprendieron a escribir su nombre con letras del alfabeto púnico: «También están pintando huevos de avestruz con diferentes collares», puntualizó Lurdes Ferrer, profesora de tercer curso.

En la otra zona del patio se encontraba el taller de Asia, donde los niños compusieron diferentes melodías con instrumentos de percusión. Allí también pudieron elaborar puntos de libro. «Ahora estamos plastificándolos; la verdad es que es una manera diferente de pasar la mañana. Es divertido», afirmó Antonia, una de las mamás que acudió a esta fiesta para ayudar a los profesores a que todo saliera bien. Mientras tanto, los alumnos de infantil estaban en otra zona del patio disfrutando de un almuerzo delicioso con dulces típicos marroquíes y zumos. «Hemos hecho todos los dulces entre tres mamás», afirmó Hafida Haddad, una de las madres que previamente a la celebración invirtió más de una tarde en la elaboración del almuerzo típico marroquí en el que se podían encontrar exquisitos bocados como el brawat o la chabakia. «En la repostería utilizamos mucho los frutos secos, como los cacahuetes o las almendras», explicó otra de las mamás. También allí pudieron practicar diferentes juegos africanos. Todas estas actividades se complementaron con diferentes sesiones de cuentacuentos de todos los continentes.

María José Real

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