Viniterraneus celebró ayer su cuarta edición en el Recinto Ferial, donde los visitantes pudieron disfrutar de un recorrido por la historia del vino en el que estuvieron presentes 170 empresas que ofrecieron una gran variedad de caldos para regalo de la vista, placer para el olfato y delicia para el paladar de los más entendidos. Por ello, fueron muchos los profesionales de la hostelería, distribuidores y aficionados que se adentraron en las últimas novedades del panorama vinícola en una feria en la que no faltaron los vinos ibicencos, como los de la bodega Can Rich, cuya particularidad es que son ecológicos. «No utilizamos productos químicos ni abonos; por eso corremos más riesgos y la producción es más costosa», comentó Juan Riera, propietario de las bodegas, quien asegura que los vinos de Eivissa han dejado de asociarse con el típico vino payés y cobran «cada vez más fuerza». No obstante, es precisamente el extranjero el que más ha sabido valorar su sabor. «Vendemos mucho al extranjero, pero poco a la Península, y esto es algo que debe cambiar; deberemos apostar más por la calidad de estos vinos», comentó Arnaud Tremblais, de Es Divi. Por su parte, Juan Bonet de Sa Cova definió así los vinos de Eivissa: «La mayoría de uvas son muy aromáticas, por lo que tienen bastante cuerpo y graduación, pero no se nota porque están muy equilibrados». Asimismo, también se cataron aguas del mundo, cócteles y vinos internacionales. «Cada vez hay más curiosidad por descubrir nuevos sabores y aromas. Por eso, los vinos de Sudáfrica con la variedad Pinotage, que huele a carbón y tiene notas de cacao tostado, están muy fuertes en el mercado», explicó Frank de Graeve, quien lleva 10 años en el mercado importando vinos de diferentes países como Portugal, Chile, Hungría y Francia, donde también han exportado el vodka Idol, realizado a base de uva. Todo ello, sin olvidarse de los mejores reservas nacionales de Rias Baixas, Penedès, Rioja, Jerez o La Mancha, muy apreciados por los visitantes. «Antes habían variedades muy altas y muy bajas, pero este año me han sorprendido algunos vinos», comentó Sergio Jiménez, empresario. Por otra parte, también se ofrecieron jamones ibéricos. «La buena presentación del jamón tiene que estar a 27º para que no pierda calidad y si un jamón no tiene motas blancas indica que el cerdo se ha alimentado sólo de pienso y no de bellota», precisó Àlvaro Anta, propietario de La Turra.

Se trata de una jornada que se realiza de forma bianual y que, según su director y gerente de Enotecum, Javier Escandell, tiene por objetivo «dar a conocer nuevas bodegas, elaboraciones y añadas permitiendo a los visitantes conocer de primera mano la historia y filosofía de cada vino» y añadió: «Es muy positivo que el mundo del vino, que se está convirtiendo en un sector muy elitista, tenga en cuenta Eivissa para este tipo de eventos». I. Luján