La festividad del Domingo de Ramos rememora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalem y, más atrás en el tiempo, la salida del pueblo judío de Egipto. Una libertad que, siglos después, todavía hoy conforma el eje de la fe cristiana.
La Catedral de Eivissa abrió a las diez de la mañana las celebraciones de ayer con la bendición de palmas y procesión desde la plaza del Ayuntamiento a la Catedral de Eivissa para la posterior misa oficiada por el obispo de Eivissa, Vicente Juan Segura con las cofradías Santo Cristo Yacente y Nuestra Señora de los Dolores. A la misma hora, la iglesia de Sant Elm acogió la bendición, misa y procesión con la Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad.
La actividad religiosa también fue muy intensa en el municipio de Santa Eulària. La parroquia de Jesús celebró su tradicional procesión con más de 400 palmas elaboradas por los propios vecinos durante la pasada semana. En Santa Eulària hubo una representación viviente de la entrada del Mesías a Jerusalén que discurrió desde el mercado hasta el Puig de Missa. La jornada dominical se cerró con la procesión del Santo Cristo de la Agonía en la iglesia de Santa Creu
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