Eran casi las tres de la tarde de ayer cuando el abogado Rafael Perera presentaba en el registro del Ajuntament d'Andratx la renuncia de Eugenio Hidalgo a la Alcaldía y al acta de concejal. La dimisión se producía dos días después de su detención y de que la anunciase el presidente Jaume Matas, y cuando ya comenzaban a aflorar los nervios entre los miembros del equipo de gobierno andritxo que tenían las manos atadas.

La dimisión de Hidalgo llegó, pero proclamando su inocencia. «Aunque tengo plena confianza en que la Justicia aclarará las infundadas acusaciones de que soy objeto, para no dañar la imagen de mi querido municipio de Andratx renuncio a la Alcaldía y al acta de concejal», rezaba la renuncia. Acaban así 15 años de vida política.

Hidalgo zanjó su relación con el Ajuntament a través de su letrado Rafael Perera, quien subrayó que el ya ex alcalde de Andratx no reconoce las acusaciones contra él, «pero, ante la gravedad de los hechos, no quiere perjudicar los intereses de Andratx y facilitar su gobernabilidad».

Perera, que valoró como positiva la actitud de Hidalgo, llegó al Ajuntament en torno a las 14,30 horas y mantuvo un breve encuentro con el popular Jaume Porsell, alcalde accidental del municipio desde el pasado lunes.

Porsell se mostró más aliviado ayer tras la renuncia. «Ha hecho lo que tenía que hacer para evitar que se cosas peores y para que el pueblo se mantenga al margen de las acusaciones judiciales», indicó.

La situación que se plantea ahora en el Ajuntament es compleja, en palabras del propio Porsell. El Consistorio no tiene claro quien ocupará el escaño de Hidalgo. La ley electoral prevé que con renuncia de un edil a su escaño, le sustituye el siguiente en la candidatura, en este caso la de la Agrupación Liberal de Andratx (ALA). Pero ALA ya no existe. Será la Junta Electoral Central la que determine finalmente su relevo en el Consistorio.