La proporción de matrimonios que se celebran respecto al total de la población no ha variado esencialmente aunque se nota un ligero descenso, ya que si en 2002 representaba al 4,62 por ciento, la cifra descendió a un 4,28 por ciento en 2004. «La población de Eivissa y Formentera sigue optando por casarse a la hora de estabilizar sus relaciones de pareja y lo hacen casi indistintamente por la Iglesia y por lo civil, aunque en estos últimos años ha ido ganándole terreno al matrimonio católico», reflexiona la socióloga Paloma Pérez Grifo.
En cuanto a las celebraciones eclesiásticas, el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, opina que el número de uniones celebradas «son la mar de normales, no han descendido de manera escandalosa y si se miran las estadísticas de años anteriores se ven que hay oscilaciones de que un año suben 40 y otros bajan diez». Respecto a las civiles recuerda que «uno puede casarse varias veces por lo civil y, en cambio, canónicamente sólo se casa una, salvo los casos de nulidad, por lo que en una situación normal una persona puede casarse canónicamente una vez y tres veces por lo civil. Cuenta como tres bodas pero es sólo una persona» por lo que opina que las cifras de uniones civiles hay que estudiarlas con precaución.
El prelado añade que en «los sacramentos fundamentales, como el bautismo y la confirmación se dan cifras normales» aunque no oculta su deseo de «llegar todos, pero está la libertad de cada persona de acercarse o no». Por parroquias, el número de sacramentos es muy dispar: «Hay que ver la población de cada una. Si mira los datos de la parroquia de San Pedro en Eivissa, las cifras son bajísimas, pero comprende sólo Dalt Vila donde vive muy poca gente. En cambio, en Sant Pau va creciendo por el barrio», apuntó. No obstante, el obispo se muestra satisfecho de «los grupos de confirmación, que son los que más sigo y hay unas cifras aceptables». En el caso de la comunión, el obispo recuerda que «muchos niños se preparan en Eivissa pero se van a hacerla a su pueblo de origen» ya que las familias son de fuera de Eivissa. Un situación contraria sucede con los matrimonios, ya que «estamos notando un número de parejas que no viven en Eivissa pero deciden casarse aquí», apunta el obispo.
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