Los alumnos y profesores participantes, antes de comenzar la travesía final del curso, en la que se divirtieron con un juego sobre la leyenda de Tritón.
Ejercicios antes de empezar, en la bahía de Talamanca.
Uno de los chicos no videntes, que aprendieron a navegar en piragua. Fotos: PAULA PALOMARES

Tres chicos no videntes y otros tres con problemas de visión terminaron ayer con éxito un curso de iniciación al piragüismo organizado por el Club Náutico Ibiza, subvencionado por la Once y desarrollado en la bahía de Talamanca.

El monitor Pedro Cárceles se encargó de que este grupo de niños y jóvenes de entre 6 y 18 años aprendieran a orientarse con sensaciones alternativas a la vista, como las producidas por el viento viento, así como la posición del sol o el sistema horario que se utiliza en navegación.

«Este es un curso de piragüismo, básicamente, pero en el que intentamos estimular otro tipo de habilidades como la orientación y el equilibrio», explicó el monitor sobre este curso que empezó hace quince días cuando ninguno de los niños sabía aún coger las palas, y concluyó con los chavales navegando por sí solos cada uno en una piragua.

«El sistema de orientación que usamos es el de los horarios. Se trata de que ellos salgan hacia las doce, que es hacia adelante para que sepan dónde están. Entonces, si les digo que tienen que girar a las tres es que tiene que hacer un giro brusco pero si le digo que tiene que girar a la una saben que sólo tiene que hacer un pequeño paleo», señaló Cárceles sobre el sistema de ubicación que han estado practicando en kayaks de dos y tres personas. «Dentro del kayak iba siempre uno de ellos con visión reducida o una persona vidente para orientarlos. Teóricamente, en este tipo de embarcación ellos podrían funcionar de una manera más o menos autónoma», destacó el monitor, que este año tuvo una experiencia parecida al hacer la Ruta de la Sal con cuatro tripulantes no videntes y con dificultad visual: «Ahí poníamos en práctica la orientación por el viento, para captar sensaciones alternativas», agregó.

Ayer fue el último día. Para que la jornada fuera especial, el profesor inventó un juego basado en la leyenda de Tritón, el Rey del Mar. En el mismo, los chicos debieron navegar hasta encontrar esferas escondidas al final de la playa Talamanca. «Si estas seis esferas las traemos el año que viene, cuando volvamos a hacer el curso, las llevaremos a un sitio determinado y allí aparecerá la esfera de Tritón, la esfera de cristal», les dijo Pedro.

El juego, la posibilidad de navegar cada uno en una piragua, y el bañito final en la bahía fue un aliciente muy atractivo para estos pequeños llegados de distintos pueblos de la isla para aprender a navegar.

Se trata del primer curso de estas características, que tras esta experiencia tendrá carácter de continuidad. L.A.