Eran poco más de las ocho y veinte cuando el portavoz del GEN, Marià Marí, daba por inaugurado el festival en un momento en los chalecos fluorescentes de los voluntarios eran casi tan numerosos como el público. El grupo UC fue el encargado de comenzar a caldear el ambiente, compartiendo una de las canciones con Marina Rossell, que prosiguió luego en solitario su intervención. «Estoy aquí para recordar que Matutes es un pocavergonya», explicó ésta última al público.
En el exterior del recinto, decenas de personas se afanaban en buscar párking, algo que fue prácticamente misión imposible en las cercanías del festival. Las actuaciones continuaron con Trihada (música chill con voz femenina) y el menorquín Cris Juanico, que hizo una versión de «La pressó de Nàpols» e interpretó una canción en la que también protestaba por el dique de Ciutadella. «Qui estima les illes no les destrueix», dijo Maria del Mar Bonet en un vídeo y los actores Adrià Collado, Silke y Marieta Orozco se encargaron de animar la fiesta con conversaciones del tipo: «En vez de ofrecer recompensas de 300.000 euros estamos dipuestos a ofreceros otras cosas, como 300.000 besos». Los tres confesaron su gran relación con la isla (Orozco y Silke explicaron que viven en la isla).
El cartel lo completó Mártires del Compás, Pranajan, Ojos de Brujo, Chambao y la intervención de Willy Toledo, entre otros. Al cierre de esta edición no se había producido ningún incidente.
El festival continúa hoy con artistas como Beth, Antònia Font, Gerard Quintana, Pastora, Lidia Pujol, Elena Gadel, La Casa Rusa y la Terremoto de Alcorcón, entre otros.
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