Huele a polideportivo». De esta forma tan gráfica definió una
alumna de cuarto de ESO de Sa Colomina el olor que quedó en el aula
5 de Can Ventosa tras la realización de varios experimentos en los
que se quemó papel, acero o magnesio, entre otros materiales. Pese
a lo que algunos puedan pensar no se trataba de una reunión de
pirómanos, sino de un taller en el que los alumnos de varios
institutos del municipio aprendieron de forma práctica qué es la
oxidación. Se trata de un programa elaborado por los servicios del
Museu de la Ciència de la Fundació «la Caixa», a través del cual
los chavales deducen de forma práctica lo que ocurre cuando los
diferentes materiales se oxidan.
Ayer les tocó el turno a los alumnos de Sa Colomina y Blanca
Dona, y en las próximos diez días pasarán por allí grupos de
estudiantes de los demás institutos de Eivissa. Según la monitora
que imparte este taller, la bióloga y bioquímica Esperança Tous,
durante la clase práctica se queman diferentes materiales para que
los chavales aprecien las diferentes formas de combustión del
acero, del papel o el cobre. «Luego también lo que hacemos es una
demostración de qué es lo que pesa más, un trozo de acero quemado o
uno sin quemar». Algo que los chicos aprenden de forma deductiva
con la ayuda de una balanza. De hecho, al final del taller la
mayoría ya respondía que este material pesa más porque se ha
combinado con oxígeno.
Los chicos se lo pasaron en grande con el taller. «Ha sido muy
interesante», comentaron al final de la hora y pico de
experimentos, un espacio de tiempo en el que rieron mucho con todo
lo que les proponía la monitora, que les planteó una pregunta
final. «Nosotros, los humanos, ¿nos oxidamos? Porque nosotros
también necesitamos oxígeno». La mayoría supo la respuesta, que no
es otra que la de que todos, inexorablemente, nos oxidamos con el
paso del tiempo. Eso sí, de forma muy lenta.
C. Roig
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