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EUGENIO RODRÍGUEZ
El Plan Territorial Insular (PTI) reconoce en su memoria que en la
costa existen numerosos núcleos turísticos y residenciales «con
escaso grado de adaptación a la normativa urbanística,
excesivamente permisiva, fomentando la desestructuración del
territorio y la presión sobre los recursos naturales», aunque,
curiosamente, el cuerpo normativo del mismo documento opta por
aumentar el perímetro costero urbanizable como Port des Torrent y
ses Variades, en Sant Antoni, entre otras zonas de la isla.
Esta es una de las contradicciones que contiene el PTI,
pendiente de aprobación definitiva, y que la Demarcación de Eivissa
y Formentera del Colegio Oficial de Arquitectos expone en su
escrito de alegaciones.
Precisamente, esta semana el alcalde de Sant Antoni, José Sala,
presentó el acuerdo adoptado con la promotora Realia Business para
el desarrollo urbanístico de ses Variades con la construcción de
469 viviendas y una densidad de población de 165 habitantes por
hectárea. El Pacte también respalda este acuerdo.
Este colectivo también advierte de que el PTI «apuesta por
extender las posibilidades de edificación de viviendas en un
elevado porcentaje de la superficie de suelo rústico, incluyendo
las áreas agrarias», cuando la memoria del mismo documento asegura,
en contra, que «la importante presencia de vivienda dispersa y la
ausencia de medidas tendentes a mejorar las infraestructuras
revierten en el incremento de problemas de carácter ambiental».
La memoria del PTI incide en que tanto la urbanización del
litoral como la proliferación de viviendas dispersas en el interior
suponen «una pérdida generalizada de la calidad ambiental y
paisajística del territorio». Los arquitectos consideran que este
punto demuestra «el importante grado de desvinculación entre la
diagnosis y las determinaciones del plan».
Lo mismo sucede en el tratamiento de la posibilidad de que se
implanten «nuevos puertos deportivos en amplios tramos de la
costa». Los arquitectos ponen en evidencia que, por un lado, la
diagnosis del plan habla de «la colmatación de amarres» y, por
otro, en la memoria, de «la necesidad de compatibilizar el
incremento y la oferta de estas infraestructuras con la máxima
protección del litoral».
Asimismo, la Evaluación Ambiental Estratégica del PTI, según los
arquitectos, «olvida cualquier referencia al tipo de impacto que
tendrá la creación de nuevos puertos deportivos y se limita a loar
las instalaciones temporales de fondeo».
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