Históricamente Ibiza ha sido siempre un lugar de encuentros de culturas, de personajes insólitos y las más variadas formas de pensar y de vivir en libertad se han dado cita aquí, esto hace que nuestra isla tenga esta magia y seducción especial que no deja a nadie indiferente y los que vivimos aquí tenemos la inmensa suerte y privilegio de ser testigos de ello y beneficiarnos de estos contactos. Creo que estas peculiaridades de la isla la hacen tan diferente a cualquier otro lugar y gracias a estas situaciones y vivencias especiales que se dan aquí, han hecho posible a lo largo de nuestras vidas conocer y tratar a muy variados personajes que han enriquecido nuestro pensamiento y nuestra cultura.

En estas largas y tranquilas noches de invierno me vienen a la memoria como en una película un desfile de personajes todos muy variados y muy atractivos y hoy mi memoria y pensamiento se ha parado en uno muy especial: María Albaicín cuyo nombre seguramente les dirá bien poco a las jóvenes generaciones, más seguidores de los David Bisba de turno.

Sin embargo para los de mi generación María fue un mito y un punto de referencia en el mundo del flamenco. Su nombre artístico era María Albaicín, si bien su verdadero nombre me resulta desconocido. María era una gitana de los pies a la cabeza con un temperamento que llevaba con su espíritu y su arte el lugar donde se encontraba tanto dentro como fuera de la escena, era un personaje que desbordaba vitalidad, genio y arte.

María me recordaba a otra folklórica de tronío: La Chunga (a quien también tuve la suerte de tratar y ver actuar en Barcelona y en Ibiza en varias ocasiones).

Conocí a María a través de una gran dama y gran amiga, Kuki Fierro, que pasaba todos los veranos entre nosotros, la cual ha sido siempre muy amiga de artistas y de una manera muy especial la ha atraído el mundo del flamenco y de los toros donde goza de gran popularidad y tiene grandes amistades. Uno de los veranos me llamó informándome que traía como invitada a una gran amiga que suponía tendría interés en conocer: María Alabaicín, me entusiasmó la idea pues era una persona por la que sentía una gran admiración aunque sólo la había visto en el escenario. Por aquel entonces y en plena forma, en pleno apogeo se había retirado de la escena sin que se supieran exactamente los motivos, fue una desaparición como hizo Greta Garbo en el cine, no se conocían las causas.