El inicio del curso académico y la vuelta de las vacaciones no son los únicos protagonistas del mes de septiembre. Además de la rutina, las clases, los madrugones y demás, lo más típico de estas fechas es la aparición o, mejor dicho, proliferación de todo tipo de coleccionables, fascículos y objetos que se venden por entregas en librerías, quioscos y papelerías.
Hoy en día, no hay nada que no se pueda coleccionar: conchas marinas, gafas de sol, estilográficas, relojes de pulsera, dedales, esculturas del mundo, soldados en miniatura,... Artículos cotidianos, presentados como si fueran únicos e imprescindibles. Ni qué decir de los libros, hay coleccionables de autores, de épocas, de magia, de cocina, de medicina, de fenómenos para normales... El de Pérez Galdós, 'Los episodios nacionales', no tiene éxito. Tantos, que no cabrían ni en una biblioteca municipal.
Con las películas ocurre los mismo; además, la aparición del DVD ha hecho que grandes clásicos e incluso largometrajes de clase B, vuelvan a comercializarse o se vendan más de los que los productores de la época jamás soñaron. James Bond es uno de los temas favoritos, como la Guerra de las Galaxias. Con los niños han descubierto otro filón importante. Ya no sólo venden dibujos animados o maquetas, los juguetes se han convertido en la mayor atracción, como los «Action Man».

Para las librerías, quioscos y lugares que los venden, la llegada de los fascículos revoluciona considerablemente el negocio. «Además de la vuelta al cole y todo el material que tenemos que tener a la vista del público, tenemos que apañárnoslas para hacer sitio a la infinidad de entregas que llegan casi de golpe», comentan en la librería de Vara de Rey. Otro de los problemas con los que se encuentran es que no siempre llegan los fascículos puntuales. «A veces hemos pedido una de las entregas para un cliente porque se había agotado y han tardado hasta 3 meses en mandárnosla», explican en Paperum. «Además, del primer número siempre traen muchos ejemplares pero del segundo a veces llegan sólo tres. Mucha gente que ha empezado la colección no puede continuarla hasta que se reciben más».
Los más vendidos en Paperum son: el de 'Aprende a dibujar manga'; 'Abanicos de colección'; 'Piedras preciosas' y los libros de Isabel Allende. En Vara de Rey, sin embargo, los que prefiere la gente son los de cursos de idiomas y las maquetas de coches de Fórmula 1, barcos o mosaicos.
El precio es un factor clave que determina el atractivo del fascículo. Casi todas las primeras entregas cuestan de uno a tres euros, lo que las hace parecer 'chollos o gangas'. Luego, según avanzan los números se van haciendo más caros, hasta que al final de la colección el importe total supera con creces lo que hubiera costado comprar ese objeto, libro o artículo en su establecimiento habitual.

«He empezado muchas colecciones. Suelo acabarlas a no ser que de repente dejen de venderla o se termine una de las ediciones. Ahora estoy haciendo una de 'Cascos antiguos' y otra de un coche radio control, dice Emilio. A Inés, sin embargo le gustan otras cosas. «Me encantan las de arqueología y literatura. Ahora no empiezo tantas como antes, porque siempre las acabo y ya no me caben en casa. Ahora hago la de Isabel Allende». Para Luciano, es la primera vez. «Nunca me había decidido, pero me he comprado el primer número de 'Soldados de plomo de la antigua Roma'».Susana M. Debelius