Contar con la ayuda desinteresada de terceras personas es algo difícil de pagar. El movimiento asociativo que hierve en Eivissa o en cualquier otra ciudad sirve de soporte para un gran número de personas que sufren alguna enfermedad o discapacidad. No sólo los propios afectados necesitan un apoyo, principalmente psicológico, sino que en ocasiones caen en el olvido las familias que rodean al paciente, también muy necesitadas de esa asistencia. Cáritas Diocesana de Eivissa i Formentera, la Asociación Pitiusa de Familiares de Enfermos Mentales, la Asociación de Esclerosis Múltiple, la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, la Asociación de Padres de Niños y Adolescentes Discapacitados o la Asociación de Padres del Taller Ocupacional Can Cifre, son algunas de las muchas agrupaciones que en las Pitiüses trabajan día a día para desarrollar una serie de proyectos solidarios.

Recientemente, una subvención de la Fundació 'Sa Nostra', sumada a otros cauces de financiación como pueden ser los convenios con los Ayuntamientos de las islas o cualquier otro tipo de donaciones, les ha allanado un camino duro, aunque como aseguran quienes trabajan en estas entidades, «positivo» y «enriquecedor». Lali Chamorro y Nekane Arechavala, empleadas en Cáritas, trabajan en los proyectos de ARRELS e Inserción Sociolaboral respectivamente, para los que han recibido un total de 8.000 euros. «Está enfocado a la gente que acaba de llegar y está sin trabajo, sin vivienda o sin apoyo familiar y se ofrece un comedor social que el año pasado llegó a dar una media de 11'5 comidas diarias, aunque este año ha subido mucho», explica Lali. Una de las razones de ser de este proyecto reside en que los recién llegados a la isla no pueden acudir a los servicios sociales, mientras que en esta entidad atienden sus necesidades básicas.

Nekane, trabajadora social, se ocupa de aquellas personas con dificultades para acceder al mercado de trabajo por ser mayores de 45 años, mujeres o minorías étnicas. «Tras hacer una valoración del caso les ayudamos activamente a buscar trabajo y hacemos un seguimiento», comenta. Cáritas organiza además cursos de hostelería, limpieza, alfabetización y plancha y costura y en el centro Betania, de lunes a jueves, se imparten clases de refuerzo escolar y distintos talleres para 170 niños desfavorecidos. «También ofrecemos clases de castellano y catalán para inmigrantes, de alfabetización para adultos o actividades para ancianos en el Reina Sofía», explica Jesús Díaz, responsable de Betania. Como siempre sucede en estos casos, nada de esto sería posible sin la colaboración de los voluntarios.

El trabajo solidario también lo llevan a cabo desde la Asociación de Padres del Taller Ocupacional de Cas Serres, donde desde el año 1990 luchan por mejorar la vida de los jóvenes mayores de 18 años que padecen alguna discapacidad. «Con menos edad van a la escuela, pero luego llega un momento en que ya no les quiere nadie», explica Miguel Cardona, responsable de la organización y padre de uno de estos chicos. 45 personas trabajan actualmente en esta agrupación que se fundó en el año 1990. Los 2.500 euros recibidos se destinarán a mejorar el transporte de los usuarios. «Un autobús de Cruz Roja recorre toda la isla cada mañana para recoger a los chicos y dejarles en Cas Serres», comenta. La mayoría pasan la mañana en el taller, aunque hay algunos que incluso comen allí y no se marchan hasta las 17'00 horas. Entre otras de sus necesidades más inmediatas destaca la apertura de un piso tutelado, un servicio que ya existe en Mallorca.

Luisa Cardeñas, presidenta de la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer, intenta, junto a otras personas que integran AFAEF, hacer más llevadera la carga de las familias en las que alguno de sus miembros padece esta enfermedad. «No las 100 familias que hay piden ayuda, a muchas les da vergüenza, pero cada vez son más y nos hemos desbordado porque las ayudas siempre son las mismas, o menos», comenta. En APFEM, la Asociación Pitiusa de Familiares de Enfermos Mentales, el esfuerzo se centra más en el propio enfermo. Por segundo año han recibido esta ayuda económica de 'Sa Nostra' (9.000 euros) destinada a 48 enfermos. «Hemos incorporado las visitas a domicilio como una intervención previa al Club de Ocio», explica Lina Tur, presidenta de la asociación.

El Club de Ocio se puso en marcha hace un año; a través de esta iniciativa se realizan salidas cada 11 días. «Les hacemos andar, hablar, para sientan que compartan», añade Tur. Una psicóloga y un trabajador social se encargan de que la salida sea terapéutica. Una excursión por Dalt Vila o un paseo por el poblado de Balàfia son algunas de las actividades que se llevan a cabo. Entre sus principales proyectos está el de organizar talleres que complementen estas salidas.