El aula 4 de Can Ventosa se convirtió ayer en una improvisada pasarela de moda, aunque sin maniquíes. Ana Menéndez, responsable del área de moda del IDI, fue la responsable de una charla, dirigida a una decena de personas, sobre las tendencias que prevalecerán en el verano de 2003. Todo el mundo sabe que los entendidos en moda van siempre con un año de adelanto respecto al tiempo en el que vivimos. «Yo me voy a centrar en lo que se llevará el verano que viene, no el invierno, porque la mayoría de los profesionales de aquí se dedican casi exclusivamente a la ropa de verano», apuntaba la ponente.

La conferencia pretendía también que los oyentes entendiesen cómo trabaja un gabinete de tendencias. «En la moda ocurre como con la economía, es algo cíclico, se repiten las mismas tendencias, pero con ligeras variaciones. Se puede aplicar claramente el dicho de que nada se crea ni se destruye en la misma temporada», explicaba. Según una teoría que comparten los profesionales, cada nueva temporada los estilos deben renovarse, pero sin excederse. «La misma tendencia va variando sutilmente, porque si cambiara bruscamente la gente no lo entendería, les parecerían disfraces; no les puedes decir un año que vayan de hippies y al siguiente que se apunten al estilo espacial», alegaba Ana Menéndez.

Un buen ejemplo de esta evolución cíclica es la del estilo Ad-Lib. «La ropa en blanco ha empezado fuerte este año y el verano que viene se llevará el 'non color', tonalidades de colores muy suaves, casi blancos. Volverá también el 'latin-folk', sexi y con mucho negro, o el 'botanic garden', con influencias mexicanas que recuerden a a la artista Frida Kahlo, sobre cuya vida se estrenará oportunamente un film.

La ponente se refirió también a la rapidez con la que hoy día funciona la moda. «Los medios de comunicación y tiendas como Zara obligan a ello porque presentan instantáneamente lo que se ha visto en las pasarelas; además, esas tiendas practican el 'non stop' e introducen novedades cada seman», aseguraba.