Explosión de sentimientos

La Psicomotricidad puede tratar cualquier tipo de discapacidad, tanto física como psíquica. Además, se puede dirigir tanto a niños como a adultos. «El problema puede estar, por ejemplo, en inmadurez del desarrollo, del lenguaje, celos o fracaso escolar», alega esta licenciada en Ciencias de la Educación.

Antes de comenzar el trabajo con un grupo hay que elaborar un programa de trabajo con unos objetivos marcados. «Cuando un niño llega al colegio por la mañana ya trae un montón de cosas dentro, que si una pelea en casa, la ilusión o los nervios por algo que tiene ese día. Durante todo el día están marcados con horarios y necesitan un rato en el que poder expresarse», comenta Adoración.

Por eso la sala donde se desarrollan las actividades se convierte en un espacio de liberación. «Se quitan los zapatos, si quieren comentan lo que sienten, luego les dejamos que jueguen, que hagan lo que quieran y al final volvemos a reunirnos». La observación de los psicomotricistas también representa un papel básico. «Sólo con ver cómo juega un niño, ya puedes adivinar mucho sobre él», asegura.