La guerra en las Pitiüses no concluyó en septiembre de 1936, cuando los nacionales acabaron, definitivamente, con la República en estas islas. Ni en 1939, cuando las tropas de Francisco Franco entraban en Madrid. La guerra continuó en este escenario en el periodo comprendido entre 1939 y 1945, desde que estalló la Segunda Guerra Mundial hasta casi los últimos días de la contienda. Aquellos días los ibicencos fueron espectadores de cruentas batallas aéreas entre aviones aliados y del eje, entre Spitfire y Stuka, Mustang y Messerchmitch. Los mayores aún recuerdan aquellos aviones sobrevolando Eivissa y Sant Antoni, y cómo un caza alemán caía abatido por las ráfagas de ametralladora de un avión aliado.

Esos recuerdos, frágiles en la memoria, están reflejados con detalles en el registro de defunciones de los ayuntamientos pitiusos, en donde quedó constancia del singular protagonismo que las Pitiüses tuvieron en aquel periodo como escenario bélico, a caballo entre Àfrica, el sur de Francia e Italia. Quizás aquella batalla aérea que suelen recordar los mayores de Eivissa sea la que acabó con la vida del suboficial alemán Karl-Heinz Ugrise. Su cadáver apareció en «Cala Espart» el 17 de septiembre de 1944. Tenía 21 años de edad y había nacido en «Wanne-Eickel» (así escrito en el registro).

Cuatro meses antes, el 12 de mayo, después de que los aliados tomaran el norte de Àfrica, llegaran a Sicilia y estuvieran a punto desembarcar en Normandía, se producía otro «accidente de aviación» (eufemismo con el que se ocultaba en el registro las acciones bélicas ocurridas en Eivissa durante la Segunda Guerra Mundial) en el que fallecían tres alemanes. Uno de ellos, el aviador Fritz Kuemnitrer, de 22 años de edad y natural de Hof (al norte de Nuremberg), era hallado «en las proximidades de Porroig». El accidente ocurrió a las 00'15 horas, según se subraya en la nota de defunción, y su cadáver fue enterrado en el cementerio de Eivissa el 21 de mayo.